lunes, julio 20, 2009

El éxito del negocio de la carne nos debe impulsar a los consumidores a diversificar fuentes de proteínas



Indudablemente que el sector ganadero es uno de los mejor posicionados de la economía nacional. En todos los encuentros protagonizados por los empresarios pecuaristas durante la reciente Expo 2009, se notaba un ambiente de euforia.
Un toro campeón se vendió en más de 200 millones de guaraníes lo que revela el interés de promover el mejoramiento genético. Hay una apuesta grande al mejoramiento cualitativo y no se deja de lado lo cuantitativo.
Asunción es sede de encuentros de trascendencia mundial para el sector de la carne y en octubre será la capital de la raza Brangus con un congreso del más alto nivel en extensión planetaria.
Los negocios que se realizan en este entorno están rodeados de menos incertidumbres que en otros sectores del quehacer económico y a pesar de que los mercados más importantes para la carne paraguaya como son el europeo y el norteamericano, no están aún disponibles, da la impresión de que no será por mucho tiempo más.

Internacionalización de los precios
Como consumidores debemos ser conscientes de que la internacionalización de la calidad de la carne paraguaya, si bien implica que recibiremos el influjo favorable de ese proceso al llegarnos cada vez cortes de mejor calidad, también implicará una “internacionalización” de los precios.
Sería de ilusos pensar que luego se habrán de plantear precios diferenciados para la carne de exportación y para la de consumo interno, salvo que existan cortes que no se exporten y que eventualmente podrían tener una sobreoferta interna.
Es por ello que como consumidores deberíamos ir explorando otras ofertas de fuentes de proteína paraguaya y alentar la producción de alternativas como las dadas por los avicultores, cunicultores, productores de ovinos, caprinos.
No es inteligente apegarnos a gustos exclusivos salvo que estemos dispuestos a apechugar los costos de la “dependencia”.
Si vuelve el “bum” de la exportación como todo hace presumir que ocurrirá, deberíamos estar dispuestos a pagar precios tipo exportación. Bien sabemos que llegado el caso, ello no será del todo posible.
Pensemos a futuro. El rumbo de los grandes negocios de la carne, no nos deben apartar del rumbo de nuestra economía de consumidores.
Sobre todo, si existen opciones viables que nosotros mismos deberíamos fortalecer, diversificando nuestro consumo de carne.

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