viernes, junio 19, 2009

El contrabando no puede ser alternativa laboral




Los pequeños contrabandistas consideran que su esfuerzo apunta a un mañana mejor para sus hijos. No observan la ilegalidad de su tarea del mismo modo que no se preguntan si su hambre es legal o ilegal. Cargan su hombro hasta donde les da el cuero y no les pidamos una visión macro, más allá de sus propias necesidades y las de su familia. La visión país la deben tener las autoridades y actuar en consecuencia. En un trabajo práctico de tomas de acción, en un curso sobre cine posible, los integrantes del grupo no nos pusimos de acuerdo sobre la actividad entre Clorinda (Argentina) y Puerto Elsa (Paraguay) y resolvimos entonces titular el video: "Llamale X".


Arrecian las críticas al gobierno por el incremento del contrabando de productos principalmente de países limítrofes. Un fenómeno de esta naturaleza no encaja con la onda del gobierno de Fernando Lugo desde la perspectiva de lucha contra la corrupción pero podría inscribirse en la “onda conmiserativa” de no presionar al contrabando hormiga perpetrado por un batallón de desempleados y pobres que se dedican a generarse el sustento, anulando el de los trabajadores de las industrias.

Demasiadas voces se están levantando desde sectores productivos contra la competencia desleal de productos que ingresan al margen de normas aduaneras y tributarias y no es ese el panorama que nos figurábamos cuando pensábamos en el cambio.
Es evidente que se manifiesta un relajamiento de los controles y una tolerancia a la ilegalidad, probablemente porque se piensa que “resuelve” un problema social caracterizado por el desempleo.
Esto es una falacia y nos ubicamos ante un caso que debe remediarse por el lado de la legalidad salvo que se copie el esquema corrupto de los tiempos de Stroessner cuando se consideraba que el contrabando “es el precio de la paz social”.
En aquellos tiempos, pocos se animaban a discutirle el concepto y calladamente y con resignación la gente sin oportunidades laborales emigraba a los países vecinos en busca de mejores horizontes.

Sin válvulas de escape
Esa respuesta de derrota cívica se manifestaba hasta hace poco con torrentes de emigración a España y otros países pero el plan se agotó y no tiene futuro.
Sería un error grave tolerar el contrabando –sea hormiga o elefante- bajo el criterio de que genera empleo.
Es una aberración pensar de ese modo y ya se generaron actitudes aberrantes cuando contrabandistas de Ciudad del Este protestaron un día reclamando su “derecho a trabajar”.
El contrabando es un delito y no un trabajo reconocido por las leyes. Si lo fuera, ya veríamos a los profesionales haciendo figurar en sus documentos de identidad la profesión de “contrabandista”. No puede ser así.
El contrabando destruye puestos de trabajo. No los genera. No es saludable ni patriótico destruir a quienes se aventuran a invertir para generar nuevas oportunidades a compatriotas que se suman a la fuerza laboral y proyectar el mejoramiento de la competitividad a nivel país.
Es impostergable que las quejas por el aumento del contrabando cesen como consecuencia de que han mejorado los controles y por ende, las recaudaciones tributarias.
No deben existir dudas a este respecto ni tibiezas.
Definitivamente, con contrabando no hay desarrollo.

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