“Grande
hay uno sólo”, “Olimpia mi única piel”, “tú me das las más grandes alegrías”.
Estas son expresiones de hinchas de un club que denotan una desmesura, a pesar
de que un alto porcentaje de gente cree que nadie puede objetar esa
manifestación sentimental. Es el alma del futbol que se exterioriza de ese modo,
dicen. Sin embargo, una derrota como la que el equipo olimpista tuvo ayer
contra su tradicional rival, lleva a la gente a sufrir depresiones y tener un
estado de ánimo absolutamente injustificable.
Ni
en la política donde la corrupción y el enriquecimiento ilícito producen
estragos, tanto en las finanzas estatales como en la destrucción de un sano
espíritu competitivo por los patrones torcidos de “búsqueda del éxito”; se
generan protestas, reproches y enfado como el generado en los aficionados, cuando
su equipo de futbol pierde un partido.
Es
irracional. Hay una alteración enferma del comportamiento de la gente que
incluso ya ha incitado y provocado asesinatos. Bajo una exacerbación maligna de
pasiones, hay gente que decidió acabar con la vida de quienes celebraban un
resultado futbolístico que a era motivo de tristeza para el que disparó el
arma.
Claro,
si hay quienes sostienen que “grande hay uno sólo” y ese grande pierde un
partido contra un rival tradicional, eso que sustenta falsamente su creencia
desaparece y percibe que pisa un suelo inestable. Pero en vez de razonar sobre
el punto, reacciona contra el que legítimamente ha triunfado en un partido de
futbol. Entonces su reacción se vuelve ilegítima porque evidentemente su
creencia descansa sobre un principio insustentable.
En
puridad, el único grande que existe es Dios. Cuando uno dice que el único grande
que existe es un equipo de futbol, lo que se está haciendo es endiosar al
equipo y ahí existe una manifestación de idolatría. Y se reconoce que hay
idolatría pues los jugadores de futbol se convierten en ídolos de multitudes.
Y
qué realmente es un ídolo. El diccionario nos dice lo siguiente:
-
- "Figura o imagen que representa a un ser
sobrenatural y al que se adora y se rinde culto como si fuera la divinidad
misma".
-
- "Persona o cosa por la que se siente un amor o
admiración excesivos".
Ambos asertos
confirman la desfiguración, el error. Los jugadores son como nosotros, no seres
sobrenaturales. Dice el diccionario que el ídolo genera amor o admiración excesivos.El
diccionario de sinónimos dice que excesivo equivale a monstruoso, descomunal.
Lo monstruoso es bestial, no humano.
La palabra
tiene un valor que no podemos soslayar.
Todo lo define la palabra, es decir, el verbo.
Si hablamos de idolatría, estamos ante la manifestación de un espíritu religioso. Y el espíritu religioso es una entidad maligna de alto rango que
distorsiona lo que la gente cree y por ende, altera su comportamiento.
Soy aficionado al Olimpia y reconozco
que he llegado a ser un hincha de gradería pero felizmente comprendí la
correcta importancia que le debo dar al futbol en el esquema de mis prioridades
y alegrarme de que le vaya bien al equipo y cuando viene la derrota, saber
reconocer los méritos del rival.
Es bueno que reflexionemos sobre esto y no
convertir los resultados de futbol en un problema social, de salud pública o en
un problema político como ha ocurrido en otros países, a nivel de disputas de
campeonatos mundiales.
Eso está fuera de lugar ¿Acaso no hablamos
del futbol como entretenimiento?