El bienestar general es un objetivo político.
Curiosamente, no se incorporan a las plataformas de los partidos, planes
encaminados a que toda mujer o todo hombre, encuentren su media naranja con la
cual compartir la vida y perseguir los objetivos que ambos tienen en común, en
un marco de amor. Tenemos entonces de ambos bandos, un montón de solteros
insatisfechos, decepcionados y desesperanzados; vale decir que engrosan las
filas de los descontentos.
Tener un alto índice de población adulta
contrariada y enojada conspira contra el bienestar general. Podrán decir que
es una estupidez conservadora y derechista pretender que los organismos
estatales se inmiscuyan, pero les diré que cuando Fidel Castro vino a Paraguay,
habló 4 horas en el Consejo Nacional de Deportes y me sorprendió uno de los ítems
de su discurso. Dijo –palabras más, palabras menos- que debe ser preocupación de
los gobiernos que cada mujer tenga su hombre porque eso contribuirá a la
felicidad de una nación.
Escucho comentarios y leo en las redes
sociales opiniones de mujeres que dejan entrever el cuadro siguiente: Existen
muchos hombres pero pocos quieren ser esposos. Y escucho y leo de la otra
vereda comentarios que dejan entrever lo siguiente: Para qué te vas a
comprometer si hay una tremenda oferta de mujeres sin compromiso dispuestas a “pasarla
bien” sin exigir nada a cambio.
Cuando prima lo pasajero
En suma, el cuadro vigente es de un amplio
espacio para la alegría pasajera, el disfrute sin responsabilidades ni
obligaciones, a pesar de que finalmente, son un mero decir porque se producen
embarazos “inesperados”. Esos embarazos, conllevan o contraen responsabilidades
y obligaciones de las que ahora con fuerza, muchos pugnan porque se apruebe la
ley de “salud reproductiva” que implica que las mujeres "accidentalmente" embarazadas, podrán desembarazarse con facilidad y sin compromiso ni
responsabilidad.
Esto implica, abrir los grifos libertarios
para que de golpe y porrazo puedan eliminarse los frutos indeseados que son
seres vivientes cuyos progenitores la pasan bien sin importarles que los seres
vivos que reproducen, la pasen muy mal y no sean considerados ni reconocidos
sus derechos y mucho menos, defendidos.
“No se puede ir contra la modernidad. El
mundo avanza y avanzamos con él”. Esta bandera es enarbolada. Sin embargo la
modernidad solo da alegrías pasajeras que al final, generan tristeza. No se sustenta
en un plan de felicidad a largo plazo. El cortoplacismo es la constante en una
vida que está proyectada a largo plazo.
Y entonces hay que volver a la fuente. Dios
no le proveyó a Adán una esposa de corto plazo. Eva, llenó todas las
expectativas de aquel hombre. Adán, nunca se quejó de Eva físicamente hablando
porque Dios le proveyó un minón celestial. Cierto, no tenía cómo comparar pero evidentemente
fue amor a primera vista. La tristeza que al final debieron soportar no fue
porque Dios le dio una mujer muy delgada para su gusto o como hoy se dice una
mujer “sintética” o “tabloide”. No.
Las mujeres bíblicas son todas superbellezas. Sarah, Rebecca, Judith, Betsabé,
Esther impactaban por su belleza y sus atributos espirituales. Jennifer
Lawrence, Kate Upton, Irina Shayk, Marilyn Monroe, no tienen posibilidades de
competir con aquellas.
Hoy se vive “un mundo lleno de varones pero
escasean los esposos”. Digan lo que quieran pero ademas del enfoque acomodaticio y fresco de los hombres, el “liberacionismo femenino”,
hizo su parte. Expresiones del tipo “yo hago de mi cuerpo lo que quiero”, “para
cuando es la vida”, “aprovecha hoy tu juventud que esto se acaba” son
manifestaciones de una filosofía de lo pasajero, lo efímero, fugaz y transitorio; en una vida
de más largo plazo, en la que las llenuras momentáneas dejan un vacío triste
cuando las primeras arrugas y canas, se intentan borrar con cirugías.
Pero esas cirugías no eliminan las arrugas
del alma. Solo Dios es capaz de hacerlo y sin embargo, sus caminos no todos los
quieren transitar.
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