lunes, mayo 04, 2015

El matrimonio de un hombre y una mujer debe ser preocupación del Estado



El bienestar general es un objetivo político. Curiosamente, no se incorporan a las plataformas de los partidos, planes encaminados a que toda mujer o todo hombre, encuentren su media naranja con la cual compartir la vida y perseguir los objetivos que ambos tienen en común, en un marco de amor. Tenemos entonces de ambos bandos, un montón de solteros insatisfechos, decepcionados y desesperanzados; vale decir que engrosan las filas de los descontentos.


Tener un alto índice de población adulta contrariada y enojada conspira contra el bienestar general. Podrán decir que es una estupidez conservadora y derechista pretender que los organismos estatales se inmiscuyan, pero les diré que cuando Fidel Castro vino a Paraguay, habló 4 horas en el Consejo Nacional de Deportes y me sorprendió uno de los ítems de su discurso. Dijo –palabras más, palabras menos- que debe ser preocupación de los gobiernos que cada mujer tenga su hombre porque eso contribuirá a la felicidad de una nación.

Escucho comentarios y leo en las redes sociales opiniones de mujeres que dejan entrever el cuadro siguiente: Existen muchos hombres pero pocos quieren ser esposos. Y escucho y leo de la otra vereda comentarios que dejan entrever lo siguiente: Para qué te vas a comprometer si hay una tremenda oferta de mujeres sin compromiso dispuestas a “pasarla bien” sin exigir nada a cambio.

Cuando prima lo pasajero
En suma, el cuadro vigente es de un amplio espacio para la alegría pasajera, el disfrute sin responsabilidades ni obligaciones, a pesar de que finalmente, son un mero decir porque se producen embarazos “inesperados”. Esos embarazos, conllevan o contraen responsabilidades y obligaciones de las que ahora con fuerza, muchos pugnan porque se apruebe la ley de “salud reproductiva” que implica que las mujeres "accidentalmente" embarazadas, podrán desembarazarse con facilidad y sin compromiso ni responsabilidad.

Esto implica, abrir los grifos libertarios para que de golpe y porrazo puedan eliminarse los frutos indeseados que son seres vivientes cuyos progenitores la pasan bien sin importarles que los seres vivos que reproducen, la pasen muy mal y no sean considerados ni reconocidos sus derechos y mucho menos, defendidos.

“No se puede ir contra la modernidad. El mundo avanza y avanzamos con él”. Esta bandera es enarbolada. Sin embargo la modernidad solo da alegrías pasajeras que al final, generan tristeza. No se sustenta en un plan de felicidad a largo plazo. El cortoplacismo es la constante en una vida que está proyectada a largo plazo. 

Y entonces hay que volver a la fuente. Dios no le proveyó a Adán una esposa de corto plazo. Eva, llenó todas las expectativas de aquel hombre. Adán, nunca se quejó de Eva físicamente hablando porque Dios le proveyó un minón celestial. Cierto, no tenía cómo comparar pero evidentemente fue amor a primera vista. La tristeza que al final debieron soportar no fue porque Dios le dio una mujer muy delgada para su gusto o como hoy se dice una mujer “sintética” o “tabloide”. No.

Las mujeres bíblicas son todas  superbellezas. Sarah, Rebecca, Judith, Betsabé, Esther impactaban por su belleza y sus atributos espirituales. Jennifer Lawrence, Kate Upton, Irina Shayk, Marilyn Monroe, no tienen posibilidades de competir con aquellas.

Hoy se vive “un mundo lleno de varones pero escasean los esposos”. Digan lo que quieran pero ademas del enfoque acomodaticio y fresco de los hombres,  el “liberacionismo femenino”, hizo su parte. Expresiones del tipo “yo hago de mi cuerpo lo que quiero”, “para cuando es la vida”, “aprovecha hoy tu juventud que esto se acaba” son manifestaciones de una filosofía de lo pasajero,  lo efímero, fugaz y transitorio; en una vida de más largo plazo, en la que las llenuras momentáneas dejan un vacío triste cuando las primeras arrugas y canas, se intentan borrar con cirugías.

Pero esas cirugías no eliminan las arrugas del alma. Solo Dios es capaz de hacerlo y sin embargo, sus caminos no todos los quieren transitar.

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