Los paraguayos disfrutamos en un suelo libre de terremotos, vulcanismo y donde los tsunamis son imposibles. Nuestro suelo está protegido contra desastres de ese tipo; un privilegio que nos fue dado y no lo sabemos agradecer. Ni hemos elegido el momento en que vendríamos ni sabemos el tiempo en que hemos de partir. Comparto con ustedes una reflexión sobre lo que nos apesadumbra y justamente nos llama a meditar.
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