Un estado de tensión social vive el Paraguay en vísperas del traspaso del gobierno. Sectores marginados de la sociedad están movilizados y se han registrado algunas ocupaciones de tierras en demanda de una política justa en un país en el que hay un acaparamiento intolerable de parcelas agrícolas en pocas manos. Hay manifestaciones de sin techos, de muchos “sin…”. Son los aires de esperanza en soluciones profundas que canalizan la ansiedad de quienes consideran que ahora serán correctamente escuchados. Hubo ocupaciones de tierras y de inmediato los ocupantes abandonaron los predios en los que se instalaron lo que da a entender que se trata de un toque de atención. Los campesinos sin tierra que dicen “existimos” y recuerdan a Fernando Lugo, el Presidente recientemente electo que debe abordar los reclamos que justamente dijo, los atendería cuando ejerciera la primera magistratura de la nación.
Se trata de sectores que han sido marginados por los gobiernos anteriores y el país ha acumulado una formidable deuda social que desde luego no podrá ser saldada en poco tiempo.
Es comprensible la ola de reclamos del respeto a la propiedad privada que se ha multiplicado en los últimos días desde sectores empresariales. Rescatamos nosotros el hecho de que la movilización campesina, haya reinstalado una vez más el tema en la agenda mediática y esperemos que en esta oportunidad, el abordaje cobre amplitud en el sentido de que no se estanque en el argumento de que la propiedad privada debe ser respetada sino que también tome en consideración el derecho a la propiedad privada, por parte de los excluidos.
Si los propietarios tienen derechos, los marginados también. Si se considera el derecho de ambas partes, es posible encontrar fórmulas que resuelvan con equidad el problema.
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