Es cosa de todos los años que uno escuche comentarios de gente cercana, reprendiendo su propio descontrol de gastos porque no pudo desoír los cantos de sirena del mercado y sus “ofertas incomparables, irrepetibles, irrechazables orientadas a satisfacer los más exigentes gustos para el confort y la felicidad”.
Sea fuerte, inteligente, paciente y tome nota de lo que piensa hacer con el decimotercer salario del año a fin de administrarlo en función de racionales prioridades familiares, de modo que en enero del año siguiente no llore su torpeza.
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