Veinte muertos
cada fin de semana, la mayoría en accidente de tránsito y un altísimo porcentaje
de los accidentes, causado por el alcohol. La cifra sube enormemente si un
feriado se adosa como parte de la política de alargar el fin de semana y no
cortar la semana laboral por uno que cae entre martes y jueves.
El presupuesto público
es insuficiente para cubrir los gastos de internación, intervenciones, prótesis.
La salud publica desbordada por la demanda de accidentados. Protestas porque el
presupuesto es escaso y en ese contexto, el Parlamento estudia un proyecto para
que el Fisco cubra el gasto sepulcral de los accidentados.
Demasiado
alcohol causante del aumento del gasto en salud pública y como vemos subira la presion sobre el gasto mortuorio imputable al presupuesto estatal. Esto es irracional.
Pero entonces, es enorme el ahorro que la ciudadanía puede lograr, simplemente con
controles más estrictos pero entonces del lado de los accidentados viene la voz
que clama justicia y que nos dice “quienes son ustedes para controlarnos.
Nuestros horarios son nuestros y somos libres de tomar y de hacer con nuestras
vidas lo que se nos antoje y que nadie se meta con nosotros ni nos coarte la
libertad”.
Esta expresión
podría tener sentido solamente desconectada del contexto. En el contexto suena
a necedad. Es
absolutamente racional que un concejal proponga estudiar límites a los horarios
de consumo alcohólico.
Si no quieren escuchar propuestas de este tipo, que no
se presione sobre el gasto público para atención de accidentados que es
multimillonario y penoso si analizamos el cuadro de necesidades prioritarias en educación y alimentación.
Es insano
que nos planteen como prioritario el aumento presupuestario para reparar el daño,
es decir para reparar lo que es reparable del daño que el alcohol está
produciendo. En todo caso que se multiplique el impuesto a los alcoholes y que
del mismo cuero salga la correa.
Que se
suban los impuesto a la cerveza, los licores. Que el IVA trepe al 20% en los
locales de expendio y consumo de alcohol, mas alla de la medianoche. Que los
alcoholistas tributen más.
Es lo justo. Lo injusto es subsidiar la irresponsabilidad.
Son libres de hacer con sus vidas lo que quieran, pero no de hacer lo que se les antoje con las vidas de otros.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con que, por lo menos, se suban los impuestos al consumo de las bebidas que llevan a tantos riesgos innecesarios. Así, o disminuye el consumo (porque dolerá en el bolsillo a más de uno), o al menos esos impuestos contribuirán para tratar a los accidentados (no es lo deseable, pero es triste que alguien termine en el hospital por culpa de la borrachera de otro, y no merece estar abandonado a su suerte).