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La descalcomanización es un proceso en virtud del que los seguidores de una fórmula política en Paraguay que acaba de ser derrotada en una pugna electoral, despojan a sus vehículos –entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana del día siguiente- de todo distintivo promocional alusivo a dicha fórmula política perdedora. Unos 100 mil vehículos fueron liberados de calcomanías entre la noche del domingo 20 y el amanecer del lunes 21 de abril en Paraguay, luego de conocerse el triunfo de Fernando Lugo y la derrota del Partido Colorado, luego de 61 años en el poder.
La calcomanización de vehículos es una práctica que tiene varias vertientes en el Paraguay. En efecto, están los fanáticos que simplemente se embanderan con determinadas candidaturas y aceptan de buena gana la pegatina de calcomanías alusivas a la promoción de los candidatos que les caen simpáticos.
Pero, el club de calcomanistas se nutre de otro segmento importante que incluye a usuarios que buscan darle un uso disuasivo-inductivo de las calcomanías en sus respectivos vehículos. Por ejemplo, no tienen las luces de reglamento ni sus licencias de conducir o chapas de vehículos en orden y aún así, se aventuran por las carreteras nacionales.
Claro, como lucen distintivos favorables a los sectores de poder, lo más probable es que sólo reciban un flexible reproche y una simpática cuan amable recomendación a superar el descuido de la falta de luces de reglamento u otra irregularidad que sin embargo, será rigurosamente castigada en un irreverente descalcomanizado.
Pues bien, hasta el domingo de noche, miles y miles de vehículos circulaban con inscripciones promocionales de la candidata a Presidenta de la República por el Partido Colorado, Blanca Ovelar.
El reconocimiento de la señora Ovelar alrededor de la hora 21 del domingo de que su candidatura había sido derrotada, obró el milagro y millares de seguidores comenzaron de inmediato el proceso descalcomanizador de modo que para sorpresa de propios y extraños, el lunes no circulaba por ninguna arteria de Asunción ni rutas internacionales o troncales, vehículos con las calcomanías de las que les veníamos hablando.
Podría parecer un acto de desconsideración o de hipocresía pero no nos aventuraríamos al uso de calificaciones tan duras. Lo que si se puede asegurar es que nadie quiere conducir el carro de la derrota.
Esto es absolutamente verídico.
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