La foto volteada del Presidente Nicanor Duarte Frutos en una oficina pública en señal de protesta por sus falsas promesas, nos plantea un tema que Fernando Lugo ha de enfrentar con criterio de cambio. Debe archivarse la práctica del endiosamiento de la persona del Jefe de Estado y suplantarla por símbolos más institucionales y patrióticos. No más fotos del Presidente en las oficinas del Estado y sí más banderas y temas con los cuales embanderarnos.
Tal vez no estemos de acuerdo con ello pero el anuncio de que las sandalias serán el calzado presidencial por excelencia, nos ubica ante un mensaje de modestia y humildad que tiene un indudable componente tranquilizador frente a las muestras de arrogancia e irrespeto que hemos sufrido los paraguayos con Nicanor Duarte Frutos como Presidente de
Nada más asumir
En efecto, Nicanor dijo que venía del Paraguay profundo pero cuando le dieron el trato de “Su Excelencia” se tragó de inmediato la idea de que era un ser superior, infalible en posesión de la verdad y se hizo distante, prepotente, avasallador, inútil a la causa de un mejoramiento sustancial de la calidad de vida, hasta que perdió la estima de la sociedad.
Ni por asomo tememos que Lugo caiga en la trampa del poder pero es momento de hablar del tema y entender que los cambios deben incluso alcanzar a la simbología del personalismo inconveniente, de la soberbia estúpida e instalar en las oficinas del Estado, signos y mensajes claros orientadores positivamente de los nuevos tiempos y de los mejores propósitos para la nación.
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