La foto es conmovedora. Una aborigen Mby’a Guaraní llora tras el desalojo de su tribu de la Plaza uruguaya donde acampaban en protesta porque a pesar de ser los dueños originarios de estas tierras, hoy no tienen un lugar donde desarrollar su cultura.
Sacude el corazón el hecho de que sus espacios boscosos fueran atesorados por el Estado y luego vendidos a los mejores postores sin considerar el legítimo derecho de los aborígenes sobre la tierra de sus ancestros.
¿Cómo se explica que a pesar de estar aquí desde miles de años atrás, no tengan hoy ni un metro cuadrado de espacio propio para vivir según su modo?
El llanto de la anciana es secado por un monito que percibe el dolor de su ama y la consuela con una caricia que cambia el rictus del llanto, en uno de sonrisa.
Finalmente, si los hombres blancos despreciamos la vida y el derecho de otros seres humanos como los Mby’a Guaraní, un mono se conduele con el dolor humano y nos da una lección que al final da sustento a la letra de aquella canción que dice: los seres son humanos si lo saben justificar…
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