martes, octubre 23, 2012

La desaparición del perezoso cavernario

 ¿Qué es tercer mundo? El tercer mundo es un lugar del planeta donde la gente se pelea por el fósil de un perezoso gigante y quiere usarlo como moneda de negociación de permisos para explotación de cantera calcárea. No es completa la definición pero lo que ha ocurrido en la zona de San Lázaro, al norte del Paraguay es particularmente interesante.

En una gruta descubrieron hace un tiempo el fósil del perezoso y la comunidad científica intentó extraerlo para analizarlo y exponerlo en un museo de Asunción, capital del Paraguay. Las autoridades locales dijeron “el fósil es nuestro y queremos que se exponga en el Palacete Municipal”.
Los científicos dijeron que no era el lugar adecuado pues necesitaba cierta infraestructura y además era un lugar apartado para su exhibición. Los municipalistas se ofendieron y lucubraron que otros querían obtener los  beneficios de la exhibición y se plantaron. El fósil es de San Lázaro y de aquí no saldrá. Quien quiera ver el fósil que pague y venga, fomentamos el turismo a San Lázaro. Así será reviente quien reviente.

La convicción y firmeza de la proclamación de tales derechos hizo que los científicos se retiraran y gestionaran el apoyo institucional para ir a rescatar los huesos del perezoso cavernario contra el fanatismo de las autoridades de San Lázaro que tenían al pueblo de su lado.
También hubo otra disputa que tiene que ver con la intención de explotar un yacimiento de cal en la zona. Los empresarios dueños del yacimiento donde se encontraba el perezoso, plantearon entregar su deseada osamenta a cambio de la licencia ambiental para extraer cal.

El trato planteado era: industrializamos la piedra caliza y ustedes se llevan el fósil. No hubo trato y el perezoso continuó su siesta en la cueva esperando tiempos mejores.
Cuando por fin los científicos contaban con el amparo legal e institucional para proceder en nombre de la ciencia, el conocimiento y la humanidad, fueron con todo el equipamiento necesario, descendieron a la oscura cueva y se encontraron con que el fósil ya no estaba.

La mayoría de sus huesos había desaparecido y nadie sabe si fueron los mineros o las autoridades municipales, los responsables del hecho.
Hay una usina de lamentaciones porque una riqueza científica está desaparecida y cada quien expone su punto de vista. La opinión pública está dividida en cuatro: los que apoyan a los científicos, los que apoyan a la comunidad de San Lázaro y los que consideran que el propietario del terreno también tiene sus legítimos derechos.

Hay un cuarto segmento que considera que la nación tiene otras cuestiones más importantes de que ocuparse que venir a lamentarse por unos huesos carcomidos por el tiempo.

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