lunes, agosto 25, 2014

El gobierno, la prensa y los ciudadanos

Salió a luz una “picada de asado con mandioca” entre el Presidente Horacio Cartes y un grupo de periodistas. El tema central tenía que ver con un viral desencuentro entre el gobierno y los medios en un contexto distorsionado que no sirve a los intereses de la nación. Los intentos por corregir el “teléfono cortado” que hace que los gobernados no entiendan ni capten correctamente lo que el gobierno hace, han estado fracasando, pero, es momento de iniciar un debate serio sobre políticas públicas de comunicación, más allá de meros bocaditos salados.

Es preciso que se piense en un trabajo con los medios comerciales, entendiendo que ellos tienen su propia agenda alineada a los intereses de sus dueños en otros negocios y con objetivos comunicacionales que tengan que ver con medios públicos y medios no comerciales. Es diabolico que porque fallan los canales comunicacionales, el ciudadano no comprenda lo que esta pasando en el país. 

Con el Congreso en contra, con Luis María Argaña en su contra, Lino Oviedo en su contra, su propio vicepresidente Ángel Roberto Seifart  y la prensa en su contra, Juan Carlos Wasmosy vio que tenía todas las condiciones para que se organizara un golpe que podría ser militar o parlamentario o judicial para apartarlo de la presidencia y entendió que era prioritario y necesario tener un equipo asesor de prensa que le gestionara ese frente.
Habló con Carlos Saúl Menem y le prometió ayudarlo con su equipo asesor mediático pero debía poner demasiados miles de dólares para que el avión aterrizara en Asunción con el plantel asesor. Prefirió un equipo asesor local y se organizó aquel equipo y fui parte. La prensa se encargaba de publicar la podredumbre del gobierno y lo que particularmente a mí me llamó la atención fue la podredumbre de la prensa, de esa misma prensa en la que yo había estado.
Periodistas de la más alta alcurnia y del más respetado perfil, ya fueran de televisión o radio, andaban exigiendo publicidad estatal para sus programas. El gancho era cuestionar al gobierno para “luego negociar” y el tema, era que el descomunal presupuesto comunicacional del Estado, no era manejado con un criterio de Estado sino que bajo un concepto feudal. 
ANDE, Corposana (en aquel tiempo aún era Corposana), Itaipu, Yacyreta, etc., etc. Usaban sus presupuestos, no para comunicar gobierno o Estado, sino para comunicar la figura de sus autoridades.
El dinero público, presupuestado para comunicación de los entes estatales, servía para promocionar políticamente la figura de los administradores del ente. Naturalmente los entes con más presupuesto en comunicación, tenían a sus administradores como figuras políticas. Se catapultaban de ese modo con nuestro dinero, por conducto de programas “respetables” de televisión y radio. Los gastos en prensa escrita eran diferentes.
Surgió entonces la necesidad de revisar el presupuesto público para comunicación a fin de darle un manejo orgánico, según las necesidades del Estado y no según las necesidades coyunturales y personales del administrador de turno, del Ente.  No fue posible, no hubo caso. Implicaba encarar una reingeniería presupuestaria y las fuerzas que se oponían a que cada ente renunciara a su soberanía de gastos (¿soberanía de gastos?) eran poderosas.
Unos años después, con financiamiento del PNUD, me tocó trabajar para el gobierno de Fernando Lugo en comunicación desde la Secretaria de la Función Pública. Augusto Dos Santos desde la SICOM estaba haciendo un esfuerzo encaminado a darle un manejo de Estado al presupuesto comunicacional de los distintos entes. Se organizó el ECOE (Equipo de Comunicadores del Estado) y se trabajó con una visión moderna de política comunicacional.
El propósito era evitar continuar con el esquema del uso de dinero público en beneficio de políticos. La Asunción de Federico Franco, acabó con aquel pensamiento y vemos que hoy Horacio Cartes sigue preocupado porque el poderoso equipo de comunicación que tiene a su cargo desde las distintas oficinas de prensa del gobierno, no cumplen con un cometido esperado y deseado. Lo que su gobierno realiza y quiere hacer entender al público, no es entendido ni publicado.
Su estrategia es almorzar con periodistas. Tengo serias dudas de que funcione en el mediano plazo. Por lo que he visto y aprendido, Fernando Lugo al menos intento tener una TV del Estado por la que pudiera editar informativos de alto nivel. Primero que su iniciativa fue torpedeada por la prensa comercial que veía una competencia indeseada y luego, le serrucharon la silla.

Faltan politicas publicas de comunicación
El país está necesitado de mucho más que una “picada de asadito con mandioca”. Hay que blanquear, limpiar, sanear el presupuesto comunicacional del Estado que ha ido engordando para que los políticos –administradores de turno- los manejen con propósitos personales. En el ECOE o lo que queda de él, hay conocimiento, experiencia e ideas para encarar un plan. Lo que no hay es poder pero si se quiere, se puede.

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