De entre los países que integran el mundo
desarrollado, creo que es Italia el único que tiene una población dominantemente
católica. Luego uno se fija y nota que la mayoría tiene una tradición protestante
y entre los países emergentes, Corea viene avanzando con gran ímpetu y la explicación
radica en el poderío de su evangelización (“Milagro del Rio Han”).
Pensadores coreanos han señalado que el
sustento del impresionante desarrollo económico de su país, estriba en el
florecimiento del cristianismo, en el sentido de lo que Max Webber escribió en
su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. En resumen, seria
la explicación de cómo la Biblia –palabra de Dios revelada a los hombres-
insufla confianza y un sentido de poder que lo vuelve vencedor a uno en un
marco de solidaridad, laboriosidad, fe, confianza.
Pero entonces, la pregunta es ¿y los católicos
acaso no son cristianos y aplican los mismos valores? Curiosamente, católicos y
protestantes creen en el mismo Dios pero aplican reglas diferentes. Unos,
basados en la Biblia y otros, basados en una mezcla de creencias diversas,
tradiciones, Biblia, humanismo secular y “mi papa luego ya hacía así” y “a
jopyta chupe che aikuaahaisha”(“lo hare a mi manera”).
De un lado, hay gente que escucha el
mensaje o lo lee: “¡Sé fuerte y valiente! ¡No
tengas miedo ni te desanimes! Porque caminare a tu lado a donde quiera que
vayas”, , “el que lucha como atleta no es coronado si no lucha legítimamente”, “prestaras
a muchas naciones y no pedirás prestado”, “No te dejare ni te desamparare, no
te apartes ni a diestra ni siniestra de lo que te mando y prosperaras en todo
lo que emprendas”.
Imagínense como
los coreanos fueron adelante en 50 años, escuchando un mensaje vencedor de ese
tipo, sintiendo el máximo poder de su lado.
En vez del “levántate
y anda, gana el pan con el sudor de tu frente”, del otro lado sin embargo el
mensaje tiene que ver con la “opción preferencial por los pobres”. Ahí el
mensaje cambia. Ya no es, “no tengas miedo” sino que “pobrecito anga”. En vez
de levántate, gana el pan con el sudor de tu frente, se escucha “aichiyaranga”.
Se implanta la
cultura del “aichiyaranguismo”. El fatalismo se apodera de la mente y
sobrevienen los pensamientos derrotistas: “pero cuaaaaaando pico lo que vamos a
superaaaaaarnos”, “nuuuuunca luego vamos a poder”, “araka’eeeee pio”.
Todo esta craneado perfectamente para llevar a
la gente a un plano de destrucción.
¿Cuál es la solución?,
San Expedito, la virgencita o sea, la idolatría. Ellos no tienen la “más mínima”
posibilidad ni de solucionar ni de interceder a nuestro favor, porque están muertos
y no han resucitado. Hay uno solo que lo hizo y está vivo y al lado de quien lo
recibe.
Como ellos no pueden
resolver, la gente cada vez más recurre a la santería diabólica, los “profesores”,
los “mentalistas”. El “Profesor fulano”, astrólogo,
mentalista, tarot, alta magia, unión de pareja, endulzamiento, liberación de
casas, personas y negocios. O sea, el precipicio.
Todo, porque se desoyó el mensaje de quien es
la verdad, el camino y la vida. La gente va por otros caminos que no son los
indicados y por ceguera, se pierde. El ejemplo claro de lo que ocurre cuando se
entiende el camino, son los menonitas. Un enclave de primer mundo, rodeado de
tercer mundo. En un mismo espacio geográfico paraguayo, conviven los dos
ejemplos para comparar quienes están en lo correcto y quiénes no.
Todo lo demás, es lo de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario