miércoles, enero 21, 2015

Muertes por ateos y religiosos, apartados de la verdad


Que seres humanos, en los últimos 2 mil años,  erróneamente, invocando a Dios cometieron asesinatos, tropelías, locuras, no se puede negar. Sin embargo tampoco se puede ignorar que las matanzas en serie perpetradas por los ateos, a pesar de que son superiores en crueldad y cantidad, parecen resultar menos escandalosas ante amplios sectores de opinión pública que las muertes que se perpetraron bajo banderas religiosas.

Steven Pinker, sicólogo ateo, escribe que “las religiones nos han dado lapidaciones, quemas de brujas, inquisiciones, yihads, fetuas, terroristas suicidas”. Expone además que los humanos creen que Dios les ordena “apedrear prostitutas, ejecutar homosexuales, asesinar herejes e infieles, lanzar protestantes por las ventanas y estrellar aviones contra rascacielos”.
Curiosamente, Jesús ha tenido pronunciados desencuentros y disputas con los religiosos, principalmente fariseos y saduceos. Si hoy estuviera entre nosotros, los seguiría teniendo porque hacen hincapié en lo ritual, lo externo y desdeñan lo trascendente de una buena relación con Dios y de estar a cuentas con El, tener conformado nuestro carácter conforme a sus propósitos. Y para ello leer y meditar sobre su palabra.
Jesús llegó a calificar a los religiosos como “sepulcros blanqueados”, vale decir impecables por afuera pero por dentro, llenos de podredumbre. Tan profundas eran las diferencias que el Hijo de Dios tuvo con los religiosos que nada menos que el Sumo Sacerdote de aquel tiempo en su tierra, Caifás, fue el que impulsó su crucifixión.

Stalin, Mao, Hitler y demás
El apologeta Dinesh D’ Souza, apunta por su lado que la Rusia Comunista, la China de Mao y la Alemania Nazi, exterminaron gente en cantidades astronómicas. Dice que Stalin fue responsable de la desaparición de unas 20 millones de personas por la vía de asesinatos en masa, campos de concentración, pelotones de fusilamiento, inanición y otros métodos.
Citando el libro “Mao: la historia desconocida” escrito por Jung Chang y Jon Halliday, expone que el líder oriental acabó con unas 70 millones de personas entre 1950 y 1976. Los números de Hitler palidecen ante los de los otros dos, con 10 millones de asesinatos, 6 millones de ellos, de judíos.
En esta tétrica estadística, no se incluyen matanzas de otros ateos tiranos menores como Khrushev, Lenin, Pol Pot, Kim Jong-Il y ahora su hijo o Ceasescu pero digamos que se calcula que el líder de los Khmeres Rojos, asesinó a cerca de 2 millones de adversarios en Camboya, desde 1975 a 1979.
Estamos hablando de ateos antirreligiosos que opinaban que las religiones son el opio de los pueblos y que prohíjan personas violentas, criminales. Cuesta entenderlo pero eso dijeron y actuaron de un modo escandalosamente criminal.
Pero si los líderes ateos que hemos mencionado liquidaron a más de 100 millones de personas, solamente en el último siglo, es bueno ver cuantos murieron durante las Cruzadas, la Santa Inquisición y la quema de brujas, vale decir, muertes atribuidas a religiosos. Los datos disponibles dejan entrever que dichos acontecimientos luctuosos encarados por fanáticos religiosos, acabó de una manera penosa con la vida de unas 200 mil personas.
Bajo ningún sentido trato de hacer una exposición victoriosa porque solo 200 mil murieron sino que subrayo de qué modos, el “otro fanatismo”, el ateo, ignora o minimiza de un lado y magnifica y escandaliza del otro, la conducta humana pero sobre todo a los efectos de dejar sentada la falsedad de que Dios es fuente de maldad, conflictos, muerte. Dios es el dador de vida, el creador de la vida.

En todo caso, el hombre, apartado de los mandatos de Dios –sea religioso o ateo- escribe páginas negras en la historia de la humanidad.

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