martes, abril 07, 2015

Mirar los acontecimientos como señales de este tiempo


Los acontecimientos que pasan ante nuestros ojos (suicidios con asesinatos incluidos, desastres naturales, etc.), no están siendo observados desde una dimensión profética pero sin embargo en el imaginario popular, subyace una idea “desestructurada” que se manifiesta en la frase: “opata la mundo” que se expresa en sorna pero que tiene un contenido espiritual karape que se conecta con “algo” que está en el ambiente y cuyo pico de revelación tuvo dos registros recientes: 1- en el paso del 1999 al 2000 y 2- el calendario Maya con el presunto final de la historia en 2012.

Cuando cobardemente, fanáticos del islam masacraron a dibujantes y periodistas de Charlie Ebdo, mayoritariamente ateos o agnósticos, se generó un debate planetario y políticos europeos entre ellos David Cameron, dijeron que la humanidad tiene derecho a blasfemar (injuriar, ofender, maldecir). Aunque rechazaron el ataque criminal, hubo voces desde el mundo de la fe que plantearon que no estaba bien escarnecer las creencias.En un encuadre que tiene que ver con “centro y periferia” la muerte de 12 franceses alarmó al mundo. Sin embargo, la masacre reciente de 147 cristianos “periféricos” ciertamente sorprendió al planeta pero por donde se lo mire, es imposible comparar el grado de indignación producido por ambas masacres.


El arrebato de furia por la muerte de los franceses tiene su contraparte en una tímida exclamación por el  desatino que implicó la muerte de los 147creyentes cristianos. Y ahí viene el agregado de “torpes creyentes que leen un libro terminado de escribir hace 2 mil años” y comentarios del tipo “como que de nada les sirvió su fe” y cosas así.No se dice que a los franceses “de nada les sirvió su agnosticismo o su ateísmo” y si se dijera, se interpretaría como una ofensa a su libertad de creer o no, como mínimo.


El intendente sanlorenzano dijo en estos días que el incendio del mercado fue una decisión de lo Alto que había que acatar. Expresiones similares y casi coincidentes en el tiempo, surgieron en el norte del país mientras vientos huracanados tumbaban árboles, casas, torres de electricidad y causaban destrozos y muerte.


Quienes escucharon el audio captado por un celular de uno de los pasajeros del avión cuyo copiloto lo precipito a tierra deliberadamente en Francia, percibieron desesperadas expresiones de clamor a Dios. Claro, es un hecho diferente pero lo que intento señalar es que hay un contexto que ha sido claramente descripto en el “libro terminado de escribir hace 2 mil años” justamente para advertirnos de hechos de estas características que van a suceder.


Una cosa es que arrastrado por una depresión y amargura una persona ponga fin a su vida. Pero, lo que estamos viendo es que ya no basta con acabar con su vida sino que se apunta a arrastrar a todo el pasaje de un avión comercial o a acabar con todos los que están en un colegio o en un cine y disparar contra todos a mansalva. Esta anunciado que aumentara la maldad y el amor de muchos se enfriara.


No son sucesos inconsecuentes, independientes desconectados de hechos que presagian los acontecimientos específicos que en las próximas décadas van a transformar todo aquello que nos es familiar. Vale decir, terremotos, persecuciones, inundaciones, hambre, peste, son señales de cosas que se van a producir y fueron anunciadas.


Tienen un propósito que también fue anunciado miles de años atrás. Reflexionar sobre lo que estamos haciendo, corregir rumbos y ponernos a cuentas (Isaías 1: 17, 18)Esa comunión interior y con el Creador debe producirse antes de que quien antes vino como Salvador, vuelva pero con un oficio diferente; como Juez que viene a dictar sentencia: Culpable o inocente. En principio, todos somos culpables pero hasta ahora, se nos ha dado la opción de aceptar al Salvador y ser justificados, es decir ser considerados justos y por ende, salvados.


La enorme ventaja que tenemos hasta ahora es la de decidir nosotros mismos, ser inocentes o culpables.


Luego, será tarde. 



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