Al ciudadano ya no le interesa si es o no legal. Le interesa si es o no razonable. Ya no se le embroma con leyes tramadas a la medida de la corrupción. Lo que es legal, no quiere decir que sea honesto o que sea justo. La ciudadanía quiere poner fin al bandolerismo político. Demasiado robo, demasiados sinvergüenzas ejerciendo el poder público.
"Yo cobro en dos partes porque eso es legal" dice Héctor Lacognata, canciller nacional. El Art. 105º de la Constitución Nacional establece que “ninguna persona podrá percibir como funcionario o empleado público, más de un sueldo o remuneración simultáneamente, con excepción de los que provengan del ejercicio de la docencia”.
Justamente, la docencia de la caradurez es la que rechaza la ciudadanía.
La Ley Nº 2777/2005 “Que prohíbe el nepotismo en la función pública”, fomenta el nepotismo. Parece una barbaridad pero es así. El artículo 1º establece lo siguiente:
"Art. 1: El Presidente de la República, el Vicepresidente de la República, los Presidentes de las Cámaras de Senadores y Diputados, los Ministros de la Corte Suprema de Justicia, los Miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral y del Consejo de la Magistratura, el Fiscal General del Estado, el Contralor General de la República, el Defensor del Pueblo, los Presidentes de los entes autárquicos y descentralizados y los gobernadores e intendentes, no podrán nombrar en cargos públicos de designación directa, no electiva, a parientes comprendidos dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, salvo que tales nombramientos se efectúen en el marco de un concurso público de oposición".
En tal sentido, lo que la Ley sostiene es que Fernando Lugo no puede nombrar a su sobrino pero si un director de Itaipú o Yacyretá, nombra al sobrino de Lugo, eso no es nepotismo.
¿Y los parlamentarios? Ellos se autoescluyeron de la Ley que sancionaron. Así no se puede construir un país. Por eso la gente no confía en la Ley sino que en su propio sentido de justicia. También los ministros del Poder Ejecutivo están excluidos de la norma presuntamente antinepotista.
El Canciller Héctor Lacognata percibía en Itaipú y en la Cancillería a pesar de no ser docente y aseguraba que lo suyo era perfectamente legal porque cobraba sueldo en Itaipú pero en la Cancillería, gastos de representación y no sueldo.
Meros fuegos de artificio. Cobraba en dos partes.
Los parlamentarios estaban nombrando a sus correligionarios en el Tribunal Superior de Justicia Electoral, apoyados dicen, en una Ley. A nadie le interesa esa Ley corrupta y tramposa sancionada para estafar a la nación.
La conducta de los políticos destroza cualquier sentimiento de esperanza que otros quehaceres de la nación impulsan. Están dilapidando oportunidades magnificas y despilfarran el dinero en gastos que les interesan a ellos y no a la ciudadanía.
La lección de los árabes...
Es cierto que hay políticos y funcionarios públicos que honran la elevada misión que cumplen y que se entienda entonces el contexto en el que nos referimos a políticos y a gobernantes.
Deben entender el mensaje que la opinión pública envía y deben informarse de lo que acontece en el mundo árabe donde la gente, por hartazgo, está expulsando gobernantes que durante demasiado tiempo han estado capitalizando fortunas en base al latrocinio intolerable.
El mensaje es claro contra los sobrinos descarados, los ministros angurrientos, parlamentarios traficantes de influencias y cosechadores en campo ajeno.
Si no se dan por enterados de los mensajes que parten del ciudadano, peor para ellos.
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