Un tribunal de Turín (norte de Italia) acaba de condenar a 16 años de cárcel a dos ex directivos de la multinacional Eternit, el multimillonario suizo Stephan Schmidheiny, de 65 años, y el ex accionista belga, el barón Jean-Louis Marie Ghislain de Cartier de Marchienne, de 91 años. Los halló culpables de provocar la muerte por cáncer, de 3.000 personas con el uso de amianto en sus materiales de construcción.
Para empezar digamos que la Secretaría de Emergencia Nacional usa placas de Eternit para auxiliar a familias de escasos recursos cuyas casas son afectadas por temporales.
Pero volvamos al “megajuicio” que duró varios años y fue considerado “histórico”. Conocí personalmente a Schmidheiny quien estuvo varias veces en Paraguay como mentor y financista de un movimiento regional de vasto alcance vinculado al desarrollo sostenible.
Había creado la gigantesca ONG AVINA (Acción para la Vida y la Naturaleza) con el objetivo es promover el desarrollo sostenible, vale decir que la generación presente no perjudique ni agote recursos como el suelo, el agua, el aire para que con conciencia de sustentabilidad, los deje en condiciones similares o mejores aún para las generaciones futuras.
Trabajé en esa organización y me tocó iniciar una experiencia de comunicación para el desarrollo sostenible en Paraguay que luego se replicó en otros países de la región.
Su padre había creado Eternit y era considerado el “Rey del asbesto”. Stephan llegó a hombrear bolsas de ese material en una de sus fábricas del Brasil y cuando la ciencia descubrió que ese material principal de tanques, techos y otros artefactos eran cancerígenos, lanzó la alarma.
No pudieron detener la producción de la noche a la mañana y mientras se tomaban decisiones cruciales, el padre renunció a la empresa y Stephan tomó las riendas para vender las industrias y reorientar la gestión del grupo hacia la banca y otras actividades. En ese plan encumbró la riqueza familiar y llegó a situarse entre los 100 hombres más ricos del mundo.
Leo ahora en los diarios que la sentencia fue recibida con aplausos y vítores por víctimas y familiares y que Stephan y su socio fueron hallados culpables de provocar de modo intencional una catástrofe y haber violado las reglas de seguridad en sus fábricas de Italia, que funcionaron de 1976 a 1986.
No puedo ocultar mi pena por la situación que enfrenta un hombre que desde su poderío económico planteó revertir, promoviendo una filosofía de desarrollo sostenible en América Latina –el escenario de gestión de AVINA- el daño que sus empresas provocaron.
Y veo con preocupación que la Secretaría de Emergencia Nacional, cada vez que un temporal rompe techos de poblaciones campesinas, envía placas de Eternit para reponer lo que se quebró sin reparar que el asbesto –principal componente- es carcinogénico.
Amianto
El amianto, usado durante décadas como material milagroso por su resistencia al calor y al fuego, fue prohibido en toda la Unión Europea en 2005 cuando entró en vigencia una directiva de 1999, y ahora se milita por una prohibición mundial con el fin de que el drama no continúe en los países en desarrollo.
Sin embargo, el asbesto sigue siendo utilizado en otros en vías de desarrollo, entre ellos casi todos los de América Latina, incluido Brasil.
Finalmente encuentro un espacio "paraguayo" que hable de este problema. El problema ambiental en nuestro pais es una bomba de tiempo. Mientras seguimos de brazos cruzados y hundidos en nuestra ignorancia seguiremos conociendo de casos de muerte y baja calidad de vida. Este articulo aunque sea existe, y seguramente el trabajo de comunicacion y difusion, tambien el de "radio so'o" sean de los medios que nos ayuden a dar pasos adelante. Gracias!
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