Hoy aquel vínculo de desencuentros y conflictos, dio paso a otro de confianza mutua. El ganado de Ernesto pasta tranquilo en su campo y una historia de desarrollo sostenible va escribiendose, en mayúsculas.
“Me habían robado ganado y no podía enfrentar la situación. Conté casi 400 reses que desaparecieron y era imposible seguir. Enojado, decidí vender toda la hacienda” recuerda. Volendam está en el Departamento de San Pedro, el más pobre del Paraguay. Ahí los ganaderos comenzaron a contratar matones y armarse para defender a balazos su patrimonio ante los constantes ataques de abigeos. Él prefirió armarse de un pacífico coraje.
Sus creencias más profundas le marcaban un camino diferente. Sería incapaz de buscar una solución por la vía violenta.
Un día, queriendo comprender qué dramas impulsaban a su vecindario a actuar de ese modo, tomó su camioneta y salió a recorrer caminos de polvo y de pasto, de canales y de yuyos.
Un cuadro difícil
Lo que vio, produjo en él un espectacular vuelco de actitud. Escuelas abandonadas y sin alumnos, el 50% de los hombres había emigrado a la Argentina en busca de mejores horizontes.
Se le presentó ante sus ojos, un panorama de mujeres desprotegidas por sus hombres y casi abandonadas a su suerte. Madres que además debían actuar de padres.
Era calamitoso el estado de salud de chicos que a los 13 años nunca habían visto un médico. En suma, un cuadro de crisis ante el que se sentía empequeñecido.
La bronca se transformó en un compromiso social que estaba dispuesto a asumir. “Ni producción de mandioca había. Yo no podía entenderlo. Pregunté y me respondieron que de nada servía cultivar si todo lo que se planta, se roba”.
Apatía con un trasfondo de extrema pobreza. “No sabía por donde empezar pero tenía claro que era fundamental que todos tuvieran alimentos para comer”.
Elaboró un plan y mientras tanto hizo contactos con vínculos en Alemania, entró en conversaciones con organizaciones de cooperación y la Fundación AVINA y arrancó un emprendimiento de cooperación vecinal.
Ernesto es un mennonita que habla en guaraní y para suerte de sus vecinos, lo hizo todo al revés. En medio de tanta frustración, tenía una idea clara. “Quería continuar en la misma zona y tenía que hacer algo para trabajar junto a los vecinos pero teniendo todos algo que comer”.
Capacitación en todos los ordenes
Básicamente, el plan de cooperación vecinal que ideó, consiste en: capacitación de los agricultores; charlas, talleres, seminarios, reuniones, cursos para mujeres, clases de cocina para aprovechar y conocer el valor nutricional de los vegetales, diversificación de los platos de comida, mejoramiento del nivel sanitario, organización en comités de productores, diversificación de la producción, comercialización conjunta para aumentar volúmenes y obtención de mejores precios, apoyo a escuelas y capacitación de maestros.
Asimismo el plan estriba en el otorgamiento de pequeños créditos para compra de semilla y cultivo, organización vecinal, mejoramiento de la productividad. Trabajo intenso de capacitación en todos los frentes. Los resultados llegaron pronto.
"No nos queda tiempo para robar"
Recuerdo que lo visité un día, como tres años despues de empezar su proyecto y juntos recorrimos chacras de los campesinos.
Les pregunté cómo iba todo y uno de ellos me respondió en voz baja y en guaraní: “nos va tan bien que hemos llamado a nuestros hijos y nuestros hermanos de la Argentina porque solos ya no podemos hacer frente a tanto trabajo que tenemos con el cultivo y las cosechas. Ya no tenemos tiempo ni para robarle a los mennonitas”.
Cuatro Vientos y Escalera no tenían caminos transitables. Hoy, 7 años después, camiones con carrocería acoplada circulan con grandes cargamentos y asimismo, líneas de colectivos ingresan y movilizan a la gente.
“A veces nos reunimos con los pobladores a recordar lo que fue aquello y es un placer notar el largo camino que hemos transitado”, recuerda Ernesto que hoy dirige la Cooperativa Volendam y su lugar en COVEPA fue cubierto eficientemente por el ingeniero forestal Norbert Weichselberger.
Los créditos que se otorgan tienen tasa cero de morosidad y funciona con eficiencia una precooperativa que es administrada ya por los propios campesinos. La autoestima se ha instalado en la zona.
Todos tienen huertas, crían cerdos, patos, gallinas, pavos, producen huevos, carnes y aprendieron a recuperar el bosque. Reforestaron sus chacras y Ernesto es el padrino obligado de casamientos, bautismos y quien fuera víctima del saqueo hoy es invitado especial y un ser protegido por la comunidad.
“Cuando me voy a sus fiestas y veo la diversión sana, reflexiono sobre cuánto se ha progresado y me siento orgulloso porque en los primeros tiempos había gente que iba armada y no era raro que terminaran en dramas esas festividades” recuerda.
En las fiestas escolares le dedican poemas y hay una gratitud enorme hacia quien lideró una iniciativa que actualmente es modelo de combate efectivo a la pobreza y el gobierno paraguayo desea replicarla para reducir el índice de inequidad.
“Claro que es posible replicar el método pero para ello es preciso que haya un liderazgo marcado porque hay que estar ahí con mucha presencia, atención oportuna en el primer tramo de gestión ya que después se va cediendo el manejo del plan a los propios campesinos y ellos son los que se autogestionan”, comenta orgulloso.
“Mi aprendizaje”
Ernesto Goerzen reconoce que se enriqueció espiritual, emocional, intelectualmente a partir de la experiencia. “Nunca supe lo que era trabajar con un grupo de gente en situación crítica y me costó mucho realmente. Aprendí que el contacto personal, el seguimiento personal en su chacra, en su casa, es fundamental. Hablo guaraní y eso me ayudó. Fue tremendamente valioso porque si yo les regañaba en español, se ofendían pero si lo hacía en guaraní, no. A lo mejor les dolía pero captaban el mensaje".
"Aprendieron a administrar créditos y a pagarlos. Si un miembro del comité no paga su crédito y su deuda es equivalente al valor de 186 kilos de algodón, cosechan 186 kilos de su chacra y así le cobran. Hubo una vez un caso de alguien que no pagó y le rescataron una heladera de su casa”.
Ernesto es un hombre exitoso y mientras recorremos Cuatro Vientos y Escalera y a cada rato debe parar a saludar a los vecinos y bromear con ellos me dice que haciendo una evaluación de lo que ha hecho en su vida, “los años que dediqué a COVEPA, indiscutiblemente han sido los mejores años de mi vida”.
Un día, queriendo comprender qué dramas impulsaban a su vecindario a actuar de ese modo, tomó su camioneta y salió a recorrer caminos de polvo y de pasto, de canales y de yuyos.
Un cuadro difícil
Lo que vio, produjo en él un espectacular vuelco de actitud. Escuelas abandonadas y sin alumnos, el 50% de los hombres había emigrado a la Argentina en busca de mejores horizontes.
Se le presentó ante sus ojos, un panorama de mujeres desprotegidas por sus hombres y casi abandonadas a su suerte. Madres que además debían actuar de padres.
Era calamitoso el estado de salud de chicos que a los 13 años nunca habían visto un médico. En suma, un cuadro de crisis ante el que se sentía empequeñecido.
La bronca se transformó en un compromiso social que estaba dispuesto a asumir. “Ni producción de mandioca había. Yo no podía entenderlo. Pregunté y me respondieron que de nada servía cultivar si todo lo que se planta, se roba”.
Apatía con un trasfondo de extrema pobreza. “No sabía por donde empezar pero tenía claro que era fundamental que todos tuvieran alimentos para comer”.
Elaboró un plan y mientras tanto hizo contactos con vínculos en Alemania, entró en conversaciones con organizaciones de cooperación y la Fundación AVINA y arrancó un emprendimiento de cooperación vecinal.
Ernesto es un mennonita que habla en guaraní y para suerte de sus vecinos, lo hizo todo al revés. En medio de tanta frustración, tenía una idea clara. “Quería continuar en la misma zona y tenía que hacer algo para trabajar junto a los vecinos pero teniendo todos algo que comer”.
Capacitación en todos los ordenes
Básicamente, el plan de cooperación vecinal que ideó, consiste en: capacitación de los agricultores; charlas, talleres, seminarios, reuniones, cursos para mujeres, clases de cocina para aprovechar y conocer el valor nutricional de los vegetales, diversificación de los platos de comida, mejoramiento del nivel sanitario, organización en comités de productores, diversificación de la producción, comercialización conjunta para aumentar volúmenes y obtención de mejores precios, apoyo a escuelas y capacitación de maestros.
Asimismo el plan estriba en el otorgamiento de pequeños créditos para compra de semilla y cultivo, organización vecinal, mejoramiento de la productividad. Trabajo intenso de capacitación en todos los frentes. Los resultados llegaron pronto.
"No nos queda tiempo para robar"
Recuerdo que lo visité un día, como tres años despues de empezar su proyecto y juntos recorrimos chacras de los campesinos.
Les pregunté cómo iba todo y uno de ellos me respondió en voz baja y en guaraní: “nos va tan bien que hemos llamado a nuestros hijos y nuestros hermanos de la Argentina porque solos ya no podemos hacer frente a tanto trabajo que tenemos con el cultivo y las cosechas. Ya no tenemos tiempo ni para robarle a los mennonitas”.
Cuatro Vientos y Escalera no tenían caminos transitables. Hoy, 7 años después, camiones con carrocería acoplada circulan con grandes cargamentos y asimismo, líneas de colectivos ingresan y movilizan a la gente.
“A veces nos reunimos con los pobladores a recordar lo que fue aquello y es un placer notar el largo camino que hemos transitado”, recuerda Ernesto que hoy dirige la Cooperativa Volendam y su lugar en COVEPA fue cubierto eficientemente por el ingeniero forestal Norbert Weichselberger.
Los créditos que se otorgan tienen tasa cero de morosidad y funciona con eficiencia una precooperativa que es administrada ya por los propios campesinos. La autoestima se ha instalado en la zona.
Todos tienen huertas, crían cerdos, patos, gallinas, pavos, producen huevos, carnes y aprendieron a recuperar el bosque. Reforestaron sus chacras y Ernesto es el padrino obligado de casamientos, bautismos y quien fuera víctima del saqueo hoy es invitado especial y un ser protegido por la comunidad.
“Cuando me voy a sus fiestas y veo la diversión sana, reflexiono sobre cuánto se ha progresado y me siento orgulloso porque en los primeros tiempos había gente que iba armada y no era raro que terminaran en dramas esas festividades” recuerda.
En las fiestas escolares le dedican poemas y hay una gratitud enorme hacia quien lideró una iniciativa que actualmente es modelo de combate efectivo a la pobreza y el gobierno paraguayo desea replicarla para reducir el índice de inequidad.
“Claro que es posible replicar el método pero para ello es preciso que haya un liderazgo marcado porque hay que estar ahí con mucha presencia, atención oportuna en el primer tramo de gestión ya que después se va cediendo el manejo del plan a los propios campesinos y ellos son los que se autogestionan”, comenta orgulloso.
“Mi aprendizaje”
Ernesto Goerzen reconoce que se enriqueció espiritual, emocional, intelectualmente a partir de la experiencia. “Nunca supe lo que era trabajar con un grupo de gente en situación crítica y me costó mucho realmente. Aprendí que el contacto personal, el seguimiento personal en su chacra, en su casa, es fundamental. Hablo guaraní y eso me ayudó. Fue tremendamente valioso porque si yo les regañaba en español, se ofendían pero si lo hacía en guaraní, no. A lo mejor les dolía pero captaban el mensaje".
"Aprendieron a administrar créditos y a pagarlos. Si un miembro del comité no paga su crédito y su deuda es equivalente al valor de 186 kilos de algodón, cosechan 186 kilos de su chacra y así le cobran. Hubo una vez un caso de alguien que no pagó y le rescataron una heladera de su casa”.
Ernesto es un hombre exitoso y mientras recorremos Cuatro Vientos y Escalera y a cada rato debe parar a saludar a los vecinos y bromear con ellos me dice que haciendo una evaluación de lo que ha hecho en su vida, “los años que dediqué a COVEPA, indiscutiblemente han sido los mejores años de mi vida”.
Enhora buena que bueno que decidió unir y no dividir.
ResponderEliminarOjala haya más personas así :D
"Un ejemplo de trabajo Colectivo"
ResponderEliminarrescatado de meneame.net
Así tendrian que ser todas las noticias.
ResponderEliminarAsí tendrian que ser todas las noticias.
ResponderEliminarExcelente!!!, todos a copiar, que en estos casos el copiar no esta mal.Dejarse de tanta protesta y a laburar todos juntos!!!
ResponderEliminarEl pueblo unido, jamás sera...
#2 Si es que a veces, entre matones, alarmas, perros... se gastan más que si fueran solidarios. :-)
ResponderEliminarrescatado de meneame.net
oraculus a veces no! siempre!
ResponderEliminarrescatado de meneame.net
una historia preciosa... ¿demasiado bonita para ser cierta?
ResponderEliminarrescatado de meneame.net
Conmovedora.
ResponderEliminar_k_ yo quiero creer que si, que estas cosas pueden pasar.
ResponderEliminarEste señor SI que es un hacker
ResponderEliminarSi un hacker es alguien que ingresa a la comnputadora de otros para alterar sus programas, efectivamente este señor es un hacker. Cambió el programa y amplió la capacidad del disco duro de sus vecinos. Con hackers de este tipo cambiamos el mundo para bien.
ResponderEliminarErnesto Goerzen es una persona que realmente sabe por donde atacar, es una idea muy inteligente departe suya ya que supo realmente donde atacar el problema
ResponderEliminarcambio mucho volendam desde que el es administrador lo considero una persona inteligente y emprendedora
y se do lo que hablo porque mi padre trabaja con el
De tanto en tanto, se encuentra uno con historias que lo reconcilían con la humanidad a veces perdida. Si lo vuelven a entrevistar, queremos saber más de cómo es su vida. Quien es....si no es mucho pedir.
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