Es curioso pero lleva dos años –sin resultados- el debate sobre si se compran las tierras de Teixeira para los campesinos sin tierra. Sin embargo, no llevó dos meses el debate para concesionar los tres grandes aeropuertos paraguayos y ya tiene media sanción del Congreso. Dramas, discusiones ideológicas, amenazas de juicio político cuando se habla de resolver un problema para el campesinado. El negocio de “los muchachos” avanza sobre una plataforma de seda.
El nuestro, es un Estado preparado para dar respuesta a los empresarios que sostienen que ese es el modo de combatir la pobreza.
Yo también creí alguna vez que era así porque bebí de las fuentes de grandes pensadores liberales que lamentablemente siempre son traicionados por los actores y ejecutores de sus pensamientos.
Por ejemplo, se dice que en el campo, la producción de soja va a combatir la pobreza porque va a utilizar de un modo más eficiente el recurso tierra y finalmente esa bonanza exportadora va a producir un derrame de éxito hacia los marginados que serán generosamente beneficiados. Pamplinas!
Los pobres campesinos son expulsados de sus tierras, los indígenas están viviendo las de Caín por ello y el discurso en el que estriba ese atropello es que ellos serán recompensados generosamente por lo que hoy sufren, supuestamente de un modo pasajero.
Todo lo que ha acontecido hasta ahora sólo confirma la falsedad de tal pronóstico- Todo el éxito es para unos cuantos y los demás son cada vez peor marginados.
El crecimiento económico de los ganaderos no tiene un correlato justo con el de sus capataces y peones. Viven mejor ciertamente estos pero esa mejoría más que nada tiene un anclaje en el tímido avance del sueldo mínimo legal.
Y este esquema injusto (y si nos ponemos a pensar más profundamente, esclavista) tiene el sustento mediático de abc color y del grupo Vierci que maneja los canales de Telefuturo, La Tele, Ultima Hora, revistas y muchas, muchísimas radios.
Los medios que mencionamos, estructuran el discurso falaz y frecuentemente enarbolan la sabana del fantasma del “bolivarianismo”, “el socialismo retrógrado” y una sarta de otros demonios que no tienen sustentación racional.
Lo que en el fondo desean es que siga el mismo esquema en el cual los poderosos cada día son más poderosos y el resto cada día más resto.
Pero entonces surge que los exitosos deben pagar impuestos para dar al Estado los recursos a fin de atender las demandas sociales y no. No quieren pagar impuestos y entonces esos poderosos les ordenan a los congresistas a postergar la vigencia del Impuesto a la Renta Personal, un impuesto justo. No quieren pagar.
Todo el éxito, toda la riqueza para ellos. No la quieren compartir. Es el Estado esclavista.
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