No puedo dejar de experimentar una leve sensación de pérdida cuando leo que tal vez la última fábrica de máquinas de escribir mecánicas, del mundo, cerró sus puertas. Aprendí a redactar informaciones en una de ellas y hubo un tiempo en que el tic-tic simultáneo de por lo menos 30 de ellas, creaban la banda sonora de la redacción en el diario abc color y tras su cierre, lo experimenté en el diario HOY.
Dedos entrenados para golpear una tecla. Era increíble la musculatura dactilar que habíamos desarrollado al punto de que una historia que con entusiasmo podríamos estar narrando, nos hacía golpear con tanta fuerza que la tecla perforaba el papel.
No se imaginan cómo reventamos teclados de computadoras. Fue traumático el advenimiento del teclado que no debía ser golpeado sino que pulsado.
El administrador del Diario HOY, no lo podía entender. Llegó a pensar que éramos unos verdaderos animales, inconscientes, irresponsables a los que no era posible permitirles el acceso a la nueva tecnología.
Nada que ver. Los dedos estaban entrenados para otro tipo de tecleo. Para más, en un esfuerzo por reducir costos, se retardaba el recambio de cintas por lo que a veces para que el componedor pudiera leer el texto que escribíamos, era recomendable golpear más fuerte aún el teclado de modo que la cinta dejara en el papel las últimas moléculas de tinta con un contenido informativo que los lectores del diario agradecerían al día siguiente.
Sé que hay gente que no ha renunciado a usar las mecanográficas. Me han comentado que Aldo Zuccolillo, director de abc, aún tiene una “Olimpia” en su mesita que de tanto en tanto sigue tecleando.
Hay abogados que aún defienden a sus clientes o atacan a sus querellados armados de una typewriter pero el tiempo se les agota, el juicio final les llega irremediablemente y quedan las viejas máquinas simplemente como testimonios de un pasado reciente que para las nuevas generaciones representan monstruos que sus padres debieron domeñar.
Algo así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario