"De izquierda a derecha: Néstor Núñez, Rosa Martínez y Maximiliano Urbieta, entre
otros, convocaron ayer a la ciudadanía a exigir el desbloqueo real. / ABC Color"
Una semana atrás, hicimos en este blog, una serie de observaciones sobre el movimiento de ciudadanos autoconvocados como una fuerza que estaba teniendo un arrollador peso político y que efectivamente demostró ese poder haciendo que los senadores desactivaran un plan de despilfarro de dinero público.
Señalaba entonces que esa fuerza radicaba en el compromiso de miles de ciudadanos que en las redes sociales empujaban con su indignación a una masa multitudinaria que inicialmente tenía su motor en el hartazgo, es decir en emociones compartidas pero que con el correr de los acontecimientos necesitaría de pensamientos compartidos.
Mi percepción
era que ese proceso se construiría precisamente en las redes sociales donde le
daríamos fuerza colectiva gracias a la participación de la gente. Si bien
existían algunos referentes que actuaban de facilitadores, la movilización
tenía mil patas.
Espero estar
equivocado pero creo que aparecieron los apurados de siempre. Me refiero a esa
gente que carente de paciencia da un paso al frente antes de tiempo y en este
caso asume el liderazgo del movimiento ciudadano, restando el liderazgo
multitudinario que tenía cada uno que había salido con su bandera, su gorro, su
camiseta, su cacerola.
La riqueza
de los autoconvocados se perdió porque ahora somos convocados. Hay una
diferencia tremenda. El liderazgo personal de cada uno de los que iba a la
plaza ha dado paso al liderazgo de un grupo y tengo la impresión de que ese
grupo se ha apresurado.
Incluso si
pensamos que ese grupo debía surgir ya, lo hubiera hecho de un modo sutil
explotando esa indignación que viene del corazón de la gente, dejando que
siguiera motorizando la movilización.
Ahora, el
motor movilizador es el grupo de líderes que trata de orientar la movilización,
ha tomado el control y dirige los cursos de acción.
Creo que
todavía el protagonismo debió estar en la multitud anónima porque el despertar
ciudadano es aún un fenómeno inaugural que necesita ser estimulado desde dentro
de la gente. Y si fuera
desde afuera –insisto- debe ser de un modo multilateralmente
participativo.
Espero estar
equivocado pero ojalá que el figuretismo –que ya ha habido con un cantante que
quiso cantar su canción- no haga que se apropien antes de tiempo del micrófono.
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