Pero entonces, si el éxito económico que se vaticina no
tiene sustento en una gestión política visionaria y eficiente ¿en qué estriba
el cuadro alentador que se describe en los medios?
Aparecen diversos factores entre los que se citan las
condiciones propicias para la producción agropecuaria por una temporada
lluviosa bastante equilibrada que ha impulsado cosechas extraordinarias, el
mejoramiento de las condiciones de navegabilidad del Rio Paraguay, principal
ducto de salida de las exportaciones y la eliminación de sanciones para la
venta de carne al mercado internacional.
Asimismo, la ubicación geográfica privilegiada de Paraguay
en el centro del Mercosur y la población joven en edad de trabajar –mano de
obra disponible- está atrayendo inversiones importantes.
(A continuacion, los ultimos titulares de los diarios sobre el panorama economico)
Sin embargo, los analistas no se dejan obnubilar por el
cuadro positivo debido a que advierten que la estructura política, la
mentalildad dominante entre los gobernantes no está preparada para administrar
la nueva realidad y obtener el máximo provecho en beneficio de las mayorías.
Báiscamente lo que advierten es que el Paraguay no está en
condiciones adecuadas de administrar su propio éxito lo que se constituye en una amenaza de dilapidación de
una magnifica oportunidad de capitalizar la bonanza y relanzar al país hacia
metas ambiciosas.
Con la construcción de Itaipú, la represa más grande del
mundo, ya nos pasó que las condiciones propicias fueron dilapidadas por falta
de visión y capacidad para administrar ese momento exitoso en términos de
ocupación, ingreso de divisas y perspectivas de correcta orientación de la
economía.
Urge que los sectores pensantes de la República se
manifiesten y contribuyan a crear una masa crítica orientada a que no nos ocurra
de nuevo que el tren del desarrollo pase de largo por nuestra estación.
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