En Venezuela hubo discusiones en torno al conteo de votos y
se manifestó una presión internacional a favor del reconteo pero ese no será el
caso paraguayo en donde se plantea otro tipo de alteración e interferencia de
la auténtica voluntad popular.
Uno de los candidatos habría proveído 15 millones de dólares
para las elecciones presidenciales del próximo domingo 21 de abril del 2013. Otro fue denunciado por haber viajado al exterior desde donde habría traído dinero para
las mismas elecciones, proveído por empresas interesadas en contratar con el Estado.
Se está hablando de ofertas extraordinarias para la compra
de votos el próximo domingo y números sencillos a partir de los pocos datos que
existen, indican que un precio promedio de 100 dólares por voto (unos 400 mil guaraníes)
permiten con 15 millones de dólares comprar 150 mil votos, suficientes para
definir la elección.
Con un bajo umbral de honestidad en la mitad del electorado;
es decir, con un alto índice de electores que no reflexionaría dos veces si le
ofrecen 100 dólares, asusta pensar que el gobierno que surja del escrutinio el
próximo domingo carecerá de legitimidad.
Hay observadores internacionales que vinieron a ojear el
proceso y fundamentalmente el conteo de los votos. Los parlamentarios se cuidaron
muy bien de postergar la aprobación de leyes que permitan detectar elmovimiento del dinero negro en Paraguay precisamente para dar lugar a todo tipo
de manipulaciones con ese recurso.
Todo lo que estamos viendo, nos habla de la necesidad de
asumir como ciudadanos un rol más determinante en el análisis de los temas de
interés nacional en un contexto de corrupción y desprestigio de la política, de
los políticos y de las propias instituciones políticas.
Las urnas ya no envían un mensaje indubitable.
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