martes, abril 23, 2013

Lo que también hablaron las urnas


¿Finalmente qué son Avanza País, Encuentro Nacional, Patria Querida, UNACE, en la política paraguaya? Son fenómenos positivos pero coyunturales que la ciudadanía exalta en un momento de bronca contra la traición de dirigentes políticos en los que depositaron su confianza y no honraron su compromiso.


Esas manifestaciones sustentadas en un fuerte estado de ánimo ciudadano, si no logran solidificarse en torno a un proyecto compacto, ideológicamente definido y con iniciativas programáticas viables que logren entusiasmar a la multitud que aguarda nuevas vías,  son como cohetes que se lanzan y vuelven sin el impulso necesario para entrar en órbita.
¿Tienen posibilidades de éxito? Fernando Lugo es probablemente hasta ahora, el más exitoso ejemplo de esos movimientos que nacen del hartazgo ciudadano. Lo que pasa es que los partidos tradicionales de derecha, no estaban dispuestos a aceptar el éxito de alguien surgido de la izquierda.


Le cortaron el camino simplemente porque tenían mayoría parlamentaria y encontraron la complicidad de UNACE y Patria Querida que ahora recibieron como pago, el olvido, la indiferencia popular en las urnas.
Le quedó claro a la ciudadanía que –PQ y UNACE- en vez de constituirse en opciones válidas de “tercera fuerza” capaces de actuar como el futbolista suplente de buen nivel que amenaza al titular y lo obliga a poner el máximo empeño; ambas nucleaciones se limitaron a sobrevivir en base a componendas y acomodamientos, negociando cuotas de poder y se convirtieron en un fin en sí mismos y no una opción para las mayorías.


Se los vio como una carga para la ciudadanía más que una alternativa de solución y así les fue. Las urnas dieron su veredicto y surgieron de ahí como figuras inexpresivas como ya lo dijimos antes, absolutamente prescindibles, inservibles.
Pero la nación precisa de una tercera fuerza. Necesitamos de otros jugadores que sean como suplentes de lujo que esperan la oportunidad de entrar y hacernos ganar los partidos porque no estamos satisfechos con lo que hacen los partidos tradicionales y queremos que haya presión de una oposición madura, sabia y con vocación de poder.
Este es tiempo de reflexión pero pronto, habrá que pensar en recomponer sobre las lecciones aprendidas, proyectos viables en los términos que aquí hemos expuesto.
Por el bien del país.

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