Un brote de sentimiento tradicionalista, me llevó la pasada
Semana Santa a preparar chipá en casa (*). Ciertamente cada año saco a flote mi
pasado panadero pero esta vez hice mucha masa y llegó el Domingo de Pascua y no
agoté las reservas del preparado.
Tenía dos opciones. Una era ir metiendo al horno cada día
antes del desayuno cantidades determinadas de chipá para la jornada y la otra
era ver qué opciones adicionales había. Hice chipá el lunes, el martes pero
anoche pensé que debía haber una salida diferente.
Eché a rodar la creatividad y vengo a informarles que habrá
un antes y un después de hoy, en el chipá apó (preparación del chipá). Sobre la
masa que me sobraba coloqué una capa de dulce de guayaba y metí al horno una
especie de tarta que resultó ser nada más y nada menos que una Chipa Frola,
vale decir, pasta frola con masa de chipá.
Sus cualidades organolépticas son sensacionales. Me declaro el
inventor de este bocado que puedo predecir, todos los paraguayos que viven en estas
comarcas y los de ultramar, lo van a experimentar. Incluso voy a profetizar su
próxima explotación y éxito comercial.
Aclaro que hice el chipa frola con lo último de masa que me
quedaba y ya no sobraba para preparar las cintas que se colocan encima del
dulce como un entramado. Mientras disfruto del sabor aprisionante de mi primer
chipa frola, comparto con todos este descubrimiento y que todos tengan un buen
provecho.
(*) El chipá es un panificado autóctono paraguayo que puede
hacerse de almidón o harina de maíz
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