martes, abril 26, 2016

Día del Periodista

Extraño las buenas historias en los medios. No hay historias. Hoy la oferta mediática se reduce fundamentalmente a declaraciones, opiniones, criticas y contracríticas. Abundan las acusaciones, la descalificación y todo entonces parece pesado, oscuro, diría tenebroso. Tiende a matarse la ilusión y en ausencia de esta lo que queda es exactamente lo contrario: mucha desilusión.
Periodismo: si no es el oficio mas viejo de la historia, anda por ahí. Desde el momento en que hubo 2 seres humanos, hubo alguien dispuesto a contar al otro lo que pasaba ¿Cómo contaba y contra quien?, ya es otra historia.
En el Jardín del Edén, apareció el periodista chapucero, astuto él. Analista manipulador, tergiversó la interpretación del decreto de Dios que había establecido que en aquel paraje había libertad absoluta pero que en aras del entendimiento y la concordia, estaba vedado el consumo de un fruto determinado.
La opinión pública fue enredada y se pisoteó un mandato. La prensa diabólica, culpable. Así empezó la historia del periodismo ejercido nada menos que por Satanás que manipuló la prensa para sus propósitos destructivos.
Uno analiza lo que acontece hoy y penosamente llega a la conclusión de que no ha cambiado casi nada el panorama. La manipulación, las tergiversaciones siguen en pie y para descubrir la verdad los que escuchamos, vemos, leemos los medios, estamos obligados a mapear la red de intereses que defienden los dueños de los medios.
Los intereses no se tocan y la verdad es defendida cuando los intereses económicos y políticos de los propietarios de medios, están a salvo. Los que tenemos el privilegio de vivir y conocer los vericuetos de esta profesión, sabemos que en la vorágine de la actividad, no hay tiempo para reflexionar mucho sobre lo que hacemos.
Se llevaría un gran susto el público si conociera como se trabaja con tan poco tiempo para cerrar el noticiero central sin haberse tenido todas las aristas de la noticia; si supiera que el comentario editorial debe estar listo con la certeza de una tésis doctoral, sin que se tengan todos los elementos de juicio.
Llegó la hora de cierre y se acabó. Tal vez quede un pequeño espacio abierto para hacer un alcance luego de que la impresora haya empezado a rodar o para la última noticia en el noticiero.
Claro que queda a nuestro favor el pretexto que justifica la improvisación y no es otro que el reloj. Como decía un colega, hay que escribir, opinar, cerrar y entregar al cliente un producto que un profesor universitario tardaría semanas en pensar y terminar.
El periodista está obligado a producirlo todo en cuestión de minutos a veces y es una de las explicaciones de la endémica imperfección de hacer un trabajo que aparente ¨acabado¨ cuando aún faltan datos que sustenten la versión final.
La otra explicación de la imperfección de la prensa son los intereses que se sobreponen a la verdad. En ese frente, Satanás sigue trabajando intensamente y ubica tentaciones en el camino de los periodistas. Muchos, a pesar de sus convicciones, muerden el anzuelo en la avenida que le conduce a vanas apetencias mezcladas con misiones auténticamente estúpidas que intentan cambiar el rumbo de la historia.
Finalmente, no todo es así pero cada vez le cuesta más al público detectar, descubrir, identificar al segmento¨no todo es así¨.
A pesar de todo: recordemos al primer periodista de la era Cristiana: Jesús quien diseminó las buenas nuevas, las mejores noticias para todos nosotros con un titular de portada: El Reino de Dios se ha acercado.
A quien lo busca, por añadidura recibirá todo eso por lo que nos afanamos.
¡Feliz día del Periodista!

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