jueves, mayo 17, 2007

El dudoso arte de desnudar a 18 mil hombres y mujeres y acostarlos en la plaza

Desnudos en Barcelona
¿Qué es arte? Reconocemos que el concepto ha ido doblegándose ante un creciente número de propuestas y de tanto en tanto recibimos información sobre un hecho que nos parece más anecdótico que artístico y tiene que ver una multitudinaria desnudez de miles de personas que posan en lugares públicos y que finalmente por la distancia a la que deben ubicarse del fotógrafo Spencer Tunick para que su objetivo –por más gran angular que sea- capte el montón, terminan siendo puntos irreconocibles que da igual que estén vestidos o no.

Si a la distancia, da igual su desnudez o no cabe la enorme duda de la importancia del no uso de ropa. Es eso lo que aporta espacio para que podamos pensar que más bien estamos ante un capricho más que arte.
Puede que a los protagonistas les quede el recuerdo de un acto de rebeldía o de ingenua liberación y sentirse orgullosos de que una fotografía de la masa humana recorra el mundo y cada uno de ellos pueda decir finalmente “uno de esos soy yo” o “yo contribuí a la obra gráfica” que ahora ven japoneses, ingleses, tangañicos y tumbuctenses.
Unos serán más arrogantes que otros y pensarán que sin su presencia, la obra hubiera estado inconclusa. Y por qué no, probablemente haya gente que luce mal por que está fuera de forma pero al saberse parte de una obra de arte, carga las pilas a su desgastada autoestima y recibe el impulso emocional de ese empujón,
Aclaramos que esto no lo escribimos ni por moralistas o mojigatos. Hay cuerpos humanos que son una verdadera obra de arte y así sea en fotos o pinturas, permiten al observador un disfrute visual.
Este no es el caso ni mucho menos. Ver la gráfica de un cuerpo humano tendido allá a lo lejos en la plaza, impresiona como masa y entonces da igual que estén vestidos o no o que sean ladrillos.
Finalmente da la impresión de que incluso los medios consideran más el aspecto estadístico que gráfico porque indican las cantidades sin que probablemente venga un observador a contar uno por uno el número de seres humanos curiosamente tendidos en traje de adán.
Lo cierto es que en el zócalo de México se tendieron nada menos que 18 mil hombres y mujeres totalmente desnudos y créanme que me resulta conmovedor el hecho de que tanta cantidad haya tomado la decisión de participar de la obra.
Yo le buscaría una causa noble a tanto desprendimiento y colocaría gigantografías en las ciudades, con lemas motivadores que apunten a crear conciencia sobre el cambio climático, la desaparición de las ballenas (no hay doble intención en lo que digo) o el hambre y la miseria de grandes segmentos de la humanidad.
De lo contrario, todo se asemejaría a una mera rebeldía sin causa.

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