En medio de lo que ya parece ser una sicosis colectiva originada en la falta de credibilidad de las autoridades en torno a la gravedad de lo que hasta ahora oficialmente son sólo “brotes” aislados de fiebre amarilla pero cada día se informa de nuevos muertos, no recordamos una movilización ciudadana tan grande como la de ahora con la vacunación.
Comenzaron a registrarse actos de violencia en demanda de vacunación y hay gente que acampa un día antes frente a los locales donde habrá inmunización. El verano está siendo particularmente riguroso con temperaturas –a la sombra- de 35º que bajo el sol superan los 40º y muchos deben soportar estoicamente hasta que la exposición a tan adversas condiciones acaba con su reserva de paciencia.
Las risas y tranquilidad que se ven en el audiovisual que presentamos con el tema “Postcard from Paraguay” en la magnifica versión de Mark Knopfler, están desapareciendo aceleradamente.
El temor –tras los primeros casos fatales- es un motivador importante de inmunización pero queda por saber si el grado de conciencia adquirido tendrá una inercia hacia un proceso más intensivo de limpieza de terrenos baldíos –criaderos principales de los mosquitos transmisores- o simplemente se acabó aquí la ansiedad y la gente razona por el lado facilista y acomodaticio de “estoy vacunada y adiós peligro”.
Nada es posible adelantar porque hay una conducta basada en un gran susto.
Desde el sábado, con la llegada de grandes partidas de vacunas donadas por países amigos se repiten jornadas de increíble concurrencia de gente a los centros de salud para recibir la dosis de inmunización y el certificado correspondiente.
La gente desafía el calor para formar filas y se manifiestan consumos en cantidades industriales de tereré (yerba mate en maceración).
La falta de iniciativa y de liderazgo político –aunque más probable es la falta de credibilidad de los dirigentes- dilapida este estado de movilización social y no se está orientando esa fuerza, más allá de la vacunación, hacia una propuesta de acción intensiva a favor de la eliminación de criaderos de mosquitos.
Pero no queremos quedarnos simplemente en la crítica a las autoridades sino que ampliar el espectro del cuestionamiento hacia las organizaciones de la sociedad civil que tampoco están teniendo un protagonismo esperado.
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