domingo, febrero 17, 2008

El desafío de caminar por las veredas asuncenas, sin morir en el intento



Torceduras, magulladuras, fracturas, cortes, lesiones diversas. Son riesgos no inventados sino que reales que un peatón enfrenta cotidianamente al caminar por las veredas de Asunción hoy por hoy. Se manifiesta una absoluta falta de respeto de las autoridades municipales y de los propietarios-frentistas que tienen abandonadas sus veredas, con escasa consideración hacia los viandantes. Incluso, no lo entendemos cómo, hay propietarios que extienden su muralla, presuntamente para proteger árboles, en un afan expansivo intolerable.

Es un problema de iniciativa, un problema de responsabilidad de las autoridades competentes y finalmente un problema de los propietarios que pretenden desentenderse de su obligación ciudadana.

Claro, como el sistema judicial paraguayo es corrupto, costoso e ineficaz no se convierte en el resguardo de los intereses ciudadanos. Hay instituciones como la compañía distribuidora de agua (ESSAP) que instala sus medidores de consumo en las veredas con un dispositivo tan elemental e ineficiente que la tapa se roba o es arrastrada por la lluvia y quedan agujeros peligrosos en los senderos, como los que se observan en el audiovisual.

Pero además es común que este espacio de los viandantes, sea invadido por vehículos y para poner límites a esa invasión, hay frentistas que ponen barreras para los coches, sin importarles que atenten contra la integridad de los peatones.

Pocos protestan porque tanta anormalidad repetida y multiplicada al final nos plantea como algo normal. Tan acostumbrados estamos (malacostumbrados en realidad) a tanta irregularidad que ella se vuelve “regular”.

Pasamos aquí una revisión de los principales obstáculos que los ciudadanos de a pie, enfrentamos a cada tramo en Asunción y alrededores.

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