martes, febrero 05, 2008

Necesitamos cambiar para que las cosas, cambien en el Paraguay


Sesenta años del Partido Colorado en el poder, en Paraguay, han cerrado su ciclo. Se ha perdido la capacidad de gobernar y lo que más bien existe es simplemente una capacidad para controlar las herramientas continuistas. Vale decir, no un mérito democrático sino que un uso tramposo del poder para controlar circuitos estratégicos capaces de hacer que la justicia responda a intereses y no a derechos.

Si la Constitución establece que el Presidente de la República no puede asumir otro cargo que no sea el de Presidente de la República, habrá jueces controlados que encontrarán argumentos para avasallar la Constitución, tal como ha ocurrido para que el Jefe de Estado presente su candidatura a presidente del Partido Colorado –elección que naturalmente ganó- o como para que asuma públicamente como jefe de campaña partidaria de la candidatura de su propuesta continuista en el poder.

Durante muchos meses, el Presidente de la República, abandonó sus responsabilidades de tal, para dedicarse a una tarea partidaria. Todo porque se ha creado una red corrupta que incluso, como se ha comprobado una vez más en las últimas elecciones internas del Partido Colorado, es capaz de fabricar resultados y darle visos legales.

Pero mucho más que eso, el senador colorado Juan Carlos Galaverna reconoció que en las elecciones internas de mediados de la década pasada, el ganador legítimo fue el asesinado Luis María Argaña y no Juan Carlos Wasmosy quien por vías espurias alcanzó finalmente la primera magistratura de la nación.

Entonces, si el poder se usa fundamentalmente para monopolizar el poder sólo hay una fachada democrática. Ya se han hecho sospechosos nombramientos en la justicia electoral paraguaya, a fin de preparase un terreno que puede ser funesto para deslegitimar los resultados genuinos de las urnas en las elecciones presidenciales de abril.

Concentración del poder - instituciones débiles. Este es el cóctel apropiado para la perpetuación tal como lo ha planteado el Partido Colorado y como lo dijo el propio Argaña en su momento, puede candidatar al Pato Donald y ganar las elecciones. Más claro, agua.

Los ciudadanos paraguayos adeudan una transformación profunda para que dejen de ser simplemente electores por un día para luego convertirse en sujetos pasivos por años o simples espectadores más o menos distraídos, o peor aún: súbditos apáticos, carentes un papel activo por lo menos como "opinión pública crítica".

Necesitamos cambiar para que las cosas cambien.

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