martes, febrero 19, 2008

Santos, eran los de antes: El Vaticano exige más rigor en procesos de canonización

La información señala que el Vaticano instó a los obispos, responsables de iniciar los procesos de beatificación y canonización, a ser más rigurosos, precavidos y objetivos en sus análisis de los candidatos y la valoración de los supuestos milagros. Da la impresión de que el cielo se está llenando de santos que no son tan santos como se creyó en un principio. Esto quiere decir que estaban pasando los exámenes hacia la glorificación con copiatines, con falsas pruebas de santidad.

La instrucción "Sanctorum Mater", que hace tal recomendación proviene de gente de mucho peso en la Santa Sede en Roma, como por ejemplo el prefecto de la Congregación para la causa de los santos, cardenal José Saraiva Martins (foto).

"Cerciorarse de la calificación de beato o mártir es un requisito absolutamente necesario para iniciar un proceso de este tipo", dijo Saraiva Martins en una rueda de prensa en Roma.

Esto es importante con tanto beato de pacotilla circulando por ahí. Es curioso que en la todopoderosa y conservadora estructura vaticana, las cosas se manejen de un modo subdesarrollado.
Pero entree estas normas está, por ejemplo la de respetar el plazo de cinco años tras la muerte de una persona antes de empezar un proceso de beatificación. El anterior Papa, Juan Pablo II, se saltó este precepto en el caso de la madre Teresa de Calcuta e inició el proceso tan sólo dos años después de su muerte, en 1997.
Durante el pontificado de Juan Pablo II se beatificó a 1.340 personas y cerca de 500 fueron canonizadas, unas cifras récord comparadas con las de Papas anteriores. Benedicto XVI ya ha registrado otros 577 nombres de futuros beatos o santos, un tercio de los que inscribió Karol Wojtyla en sus 27 años de mandato.
Los actuales procesos de beatificación y canonización fueron establecidos en 1588. En enero de 1983, Juan Pablo II publicó la Constitución apostólica "Divinus perfectionis Magister", donde además de reformar los procesos convertía a los obispos en los primeros responsables de las beatificaciones y canonizaciones.

Estos procesos son importantes y ya ocurrió anteriormente una depuración del registro de santos, tanto que muchos santos fueron defenestrados. Santos que llegaron a ser adorados sin tener los pergaminos suficientes, sin haber acumulado las virtudes necesarias pero que por favoritismos y politiquería, erróneamente se los envió al cielo. Y de allá tuvieron que volver como parte de un doloroso regreso, sin gloria.

Igualito como se manejan las cosas por estas comarcas sudamericanas.

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