La exculpación de la periodista Sandra López de abc color de un caso de difamación por el que fue querellada por Zuny Castiñeira no debe tapar una falencia histórica del periodismo paraguayo: su falta de autocrítica y sus carencias éticas. El mismo juicio ha servido para dejar aflorando lo que señalamos cuando no fueron escasos los esfuerzos de una indebida presión al Juez.
En efecto, se ha llegado a señalar -independientemente de las argumentaciones, defensas y pruebas que estaban en juego- que una condena sería un intento de amordazamiento de la prensa.
Definitivamente, no toda querella por difamación es un intento de amordazar a la prensa. No.
Yo vengo del periodismo paraguayo. Ahí ejercí durante décadas y he cometido muchos errores y reconozco que muchos de los errores cometidos invariablemente tuvieron consecuencias sobre personas porque narramos historias que involucran a personas.
El periodismo irresponsable, hace dañoHoy veo que abundan informaciones incompletas que de todos modos incorporan juicios condenatorios, sin haberse agotado la averiguación de datos.
Y claro, los jueces presionados por los medios de prensa no siempre se animan a administrar justicia y muchos ciudadanos perjudicados por publicaciones irresponsables, tampoco se animan a enfrentar el escarnio injusto, la exposición indebida ante ataques con el truculento argumento de que quieren acallar a los medios.
Personas que conocen mejor a Sandra López destacan su seriedad profesional y el escaso trato que por motivos empresariales y laborales he tenido con la comunicadora, me permiten una evaluación positiva de ella.
Estoy plenamente seguro de que este trance que le tocó enfrentar, fortalecerá su base profesional.
Ha sido una durísima prueba. Estoy convencido de que en muchos momentos de todos estos días de juicio, miró profundamente al interior de su tarea y que han sido días de obligatoria reflexión.
Tiempo de autocríticaEl juicio ha sido para ella y quienes la rodean, un ejercicio de autocrítica del que saldrá robustecida pero entonces, esa debe ser la actitud de los periodistas y apuntar cuanto antes hacia el establecimiento de un Código de Ética y más que ello, incluso un Tribunal Independiente de Ética Periodística en el Paraguay.
No para llevar a la cárcel a los comunicadores, sino una instancia moral que ayude a enmarcar una tarea extremadamente importante dentro de los cánones del respeto, la seriedad y la equidad.
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