Un vernáculo tendedero de ropas, contempla al gran hospital
La ropa se seca allá en el árbol mientras se aguarda el alta del paciente.
Un dormitorio improvisado en el pasillo, con un estar para dos personas frente al jardín.
Los cuidadores de enfermos no se conocen entre si pero socializan bastante.
Poco a poco el nuevo Hospital de Clínicas se va “paraguayizando”.
Fue diseñado con criterios nipones y digámoslo con claridad, pacientes indigentes tienen ahí igual o
incluso mejor comodidad de los internados de los sanatorios Migone o La Costa.
Las camas articuladas se posicionan en tal o cual inclinación según el reclamo
de la espalda o las asentaderas del internado, apretando un botón, cuando en el
viejo hospital de clínicas se accionaban a manivela.
Como todo hospital moderno está pensado para internado de
pacientes. El problema es que los pacientes vienen generalmente del interior
del país con sus seres queridos que los cuidan. Estos cuidadores de enfermos
deben arreglárselas para “habitar” en corredores que en el nuevo Clínicas son
amplios y abundantes. Hay lugar.
Ahí en los corredores se instalan colchones, camas
portátiles y la gente se va ingeniando para estar cerca de sus enfermos. Los
tratamientos son largos y hay ya hay servicio de lavado de ropas y tendido al
sol.
En fin, todo se va acomodando a las necesidades autóctonas a
las costumbres vernáculas con soluciones bien domésticas.
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