El rosario no es un instrumento cristiano

El rosario no es un instrumento cristiano sino una invención pagana. La idolatría la incorporó probablemente de las costumbres babilónicas. Los babilonios usaban un rosario para adorar a Semirámis, conocida como la Reina del Cielo. Astarte, Istar, eran otras “reinas del cielo” según fuera en Asiria u otras zonas cercanas. El profeta Jeremías, advirtió severamente sobre la ofensa a Dios por la adoración a la “reina del cielo”.

Cuando sus discípulos le preguntaron a Jesús como debíamos orar, como modelo de oración nos fue legado el Padre Nuestro. Es decir, la enseñanza claramente era que el que ora, se dirija al Padre que está en el cielo. Nada hay en las sagradas escrituras que pueda interpretarse que la recomendación fuera dirigirse a cualquier otro destinatario que no fuera Dios.

Pero, el Padre Nuestro es un modelo que establece las partes de la oración. Primero el destinatario que no es nunca otro que el Padre; hay una alabanza, la petición del que ora; el sometimiento a la perfecta voluntad de Dios, el pedido de perdón, petición de liberación de influencia maligna y finalmente, algo que se ha eliminado del Padre Nuestro, no se la razón, que tiene que ver con el otorgamiento de toda la gloria y la honra, al Creador.

“Yo soy el camino” dice Jesús. Implica que es la ruta que hay que tomar. Y añade Jesús: “Yo soy la verdad”. Esto implica que todo lo demás es mentira. Pero en la misma frase, Jesús dice: “Yo soy la vida” y se está refiriendo a la vida eterna. No hay posibilidad de equivocarse con expresiones tan contundentes, claras y transparentes. Pero Jesús, remata la frase con: “Nadie viene al Padre sino por mí”. Si quieres que Dios escuche tus oraciones, debes ir por Jesús pues si vas por otro camino, terminaras otro lado.

El único que puede interceder entre nosotros y Dios es Jesús. Todo lo demás es falsedad. No lo digo yo, lo expone claramente la Sagrada Escritura: "Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre". (1 Timoteo 2:5) Clarísimo: un solo Dios, un solo mediador. Dios es sencillo y no complica.