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Octubre de 2014: Los
anuncios meteorológicos fueron claros y contundentes: “En octubre empieza una
temporada de lluvias torrenciales y vendrá una segunda inundación que se prolongaría
hasta marzo del 2015”. Se decidió que los damnificados de la primera riada no
retornaran aun a sus casas ya liberadas de las aguas porque inevitablemente
tendrían que volver a las alturas.
Los
anuncios estaban respaldados en informes saltelitales y en modelos matemáticos
que confirmaban la inminencia de una temporada de lluvias torrenciales para
esta región. El fenómeno el Niño que ya había producido la más grande crecida
histórica del Rio Paraguay, se convertía de nuevo en una amenaza.
En todo
este tiempo, la Dirección de Meteorología lanzó varias alertas de tormenta que felizmente
no se cumplieron, además de anuncios de torrenciales lluvias con granizadas que
tampoco se produjeron.
Sé que
muchos grupos de oración, han estado clamando por la protección de nuestro país
de eventos meteorológicos violentos. No sabemos lo que va a acontecer en adelante, pero es
evidente que estamos recibiendo una mano todopoderosa que actúa a nuestro favor.
Habrá que mantenerse en oración. “Clama a mí, y yo te responderé y te
revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.” (Jeremías 33:3)
Los gráficos
que publicamos revelan que una fuerza, apaciguó núcleos tormentosos que se
cernían sobre territorio nacional. La fortaleza de su manifestación y la reiteración
de su ocurrencia aleja toda posibilidad de casualidad, coincidencia, suerte. Pasaron
de largo granizadas que no destruyeron, torrenciales lluvias no anegaron ni
aportaron caudal al rio, los vientos no destecharon.
tratando fervientemente de demostrar un punto indemostrable. como dios reina tu mente esta en todo lo que ves,
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