Como la mayoría, empecé a hacer periodismo en "deportes" pero sabía que no sería por mucho tiempo ya que el vuelo que iniciaba profesionalmente tenía otro destino. Era por entonces un estudiante de periodismo y Pedro Justino Macchi, ya en el final de su carrera se puso a estudiar y fue compañero mio de Facultad. Trabajaba en “La Tribuna”.
Un día me dijo: “pendejo, es hora de empezar. Unos mangos no te van a venir mal y me pidieron un practicante con por lo menos dos dedos de frente”.
Entendí que era un cumplido fabuloso y me encaminé a la mañana siguiente a donde me dijo que debía ir.
Era un local en el segundo piso ubicado ahí en la esquina de 25 de Diciembre y Chile, lugar donde se redactaba el “Semanario El Ciclón”.
De Olimpia pero alabando el equipazo de Cerro
“Sos de Olimpia pero te va a venir bien para sacarte los sentimientos de encima y vas a tener que escribir maravillas de Cerro Porteño. El periodismo te exige frialdad, tenés que hacer abordajes desapasionados y me vas a entender. Te va a venir bien. Que nadie sepa lo que sabemos y manejá el tema como te digo”.
Eran los tiempos del arquero Poeta Villanueva, Pachanga Mendoza, Saturnino Arrúa, Taladro Irala, Roberto Cino, Ortíz Aquíno, Pulmotor Osorio, Pablito Rojas, La Saeta Félix Fermín Marín y otros próceres del cerrismo. Hay que reconocerlo, el mejor equipo de fútbol que alguna vez tuvo el club de Barrio Obrero.
Excelente pasantía. Hacía cobertura de vestuarios donde comandaba el célebre utilero Anacleto Silva, me movilizaba entre los jugadores, hacía comentarios de los partidos. Conocí la intimidad del fútbol.
Pero el Paraguay es chico. Llegaron los chismes y el dueño del semanario supo la verdad. “Tenés un olimpista escribiendo en “El Ciclón” le dijeron. Me llamó y me preguntó si era cierto. Absolutamente, le dije y pensó cómo resolver el tema.
Le pasó por la cabeza que debía ir a las prácticas con la casaca azulgrana y eso superaba lo que yo estaba dispuesto a ceder pero le dije que no se hiciera problemas que había llegado el momento de ir a abc color y allá me fuí.
Alguna vez les voy a contar esa parte de la historia pero me quedé en abc color, hasta que un día Stroessner lo cerró.
Fue entonces cuando por imperio de las circunstancias me fui al Diario “Hoy”, propiedad de Humberto Dominguez Dibb, yerno de Stroessner y tomé la jefatura de la sección “Economía”.
Como consecuencia de una idea loca de Maneco Galeano, entonces Jefe de Deportes del diario (pavada de jefe de deportes el poeta y músico autor de “2 trocitos”, “La Chuchi”, "Yo soy de la Chacarita”, “Despertar” y muchos otros temas geniales) los comentarios dominicales de partidos de fútbol los encargaba a periodistas de otras áreas para renovar los enfoques.
Como parte de ese esquema, un domingo me asignaron la cobertura del encuentro entre Libertad y General Caballero de Zeballos Cue.
Se jugó el partido en Tuyukuá y asistió “el Señor Presidente de la República y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, General de Eército Don Alfredo Stroessner Matiauda, el Primer Deportista del país”.
Viejo repollero
Stroessner era fanático del gumarelo. Viejo repollero, liberteño hasta las últimas consecuencias. El encuentro finalizó con el triunfo del “caballo del comisario” .
No me animé a titular así aquel comentario deportivo pero le busqué la vuelta y mandé algo así como:
Libertad! Fue el grito que acalló al General
Nunca más me asignaron ni si quiera para cobertura de un partido de la Segunda División. Me contaron luego que Stroessner había hablado mal de mi familia y se agotó mi futuro como comentarista deportivo.
Una vez por olimpista y otra vez por bocón.
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