martes, julio 06, 2010

Unión e Igualdad (*)




Himno paraguayo interpretado en lenguaje de señas

(*) Artículo de Giovanna Guggiari


Seguir el mundial y toda la parafernalia comercial que lo acompaña, es más que interesante y estimulante para el pensamiento. Vivimos en un país en donde todos los días leemos y escuchamos en los medios de comunicación la exaltación de lo que nos hace diferentes, lo que nos divide como pueblo.

Entre las noticias y la vida cotidiana sentimos cuan desiguales somos, vemos como algunos que tienen tanto lo alardean en las revistas y páginas de sociales, mientras una gran mayoría de la población apenas sobrevive con poco y nada.

Una prensa que poco aporta
Los más corruptos e insensibles como representantes del pueblo en el parlamento, y los honestos desmovilizados ante la crítica superficial de una prensa que poco aporta a consolidar una cultura democrática y solo alimenta la desinformación, el pesimismo, el fatalismo, la desconfianza y la sensación de “no se puede cambiar nada”.
Esta realidad social agudiza la baja autoestima que históricamente acarrea este pueblo, aislado, excluido y cuasi exterminado por sus vecinos.
Mitad indio, mitad muchas cosas, el paraguayo vive con una identidad difusa que durante muchos años le resultó vergonzante.
En este contexto difícilmente se puede hablar de desarrollo autónomo, entre el aichinjaranga y el vai vai no más, estamos siempre esperando que la transformación venga de la voluntad de otros, mirando solo hacia afuera para reconocer lo bueno, lo que funciona, lo mejor.

Y sin embargo...
Sin embargo en tiempos del mundial, por un ratito se insiste en lo que nos une como paraguayos, lo que nos enorgullece y nos diferencia del mundo entero.
En las publicidades, opiniones periodísticas, correos electrónicos y publicaciones del facebook, aparecen diferentes elementos de identidad nacional, que hoy se resignifican y se valoran en positivo.
Aparecen símbolos como el león guaraní, el terere, la chipa, la tierra colorada, elementos de la religiosidad popular, inclusive el indígena, como una figura mítica, es utilizado para explicar lo que somos.
El guaraní como idioma, nos da fuerza y poder (mbarete) y una sensibilidad especial e indescriptible (chemopirimba, techaga’u).

El otro lado de las cosas
Ya no es el motivo de nuestra ignorancia y atraso, es lo que nos hace más paraguayos, lo que nos distingue y nos hace únicos, solo nosotros podemos entenderlo, solo nosotros podemos sentirlo.
También se manifiesta de distintas maneras, el Paraguay como pueblo estoico y sufrido, pueblo acostumbrado a grandes desafíos, que resiste y no se rinde, “la raza paraguaya es vencer o morir”.
Todo esto parece explicar, que cuando Paraguay va al mundial no se trata solo de fútbol, se juegan muchos elementos simbólicos.
Se juega el reconocimiento de una identidad, se juega la dignidad de un país que muchos insisten en menospreciar, somos un país prácticamente desconocido para el mundo entero, ni siquiera nuestros “descubridores” tienen claro que Uruguay y Paraguay son dos países distintos.

Reivindicaciones a la cancha
Es por eso que los paraguayos llevamos también a la cancha reivindicaciones históricas, jugar contra nuestros colonizadores es nuestra revancha, estar al nivel de los grandes siendo tan chiquitos nos recuerda nuestra guerra grande, la de la Triple Alianza.
Y con toda nuestra historia jugamos cada partido. Luchamos, resistimos, sufrimos, como siempre lo hemos hecho, porque a este país nunca le han regalado nada.
Decía Rivarola Matto que Paraguay es un país “acosado por la adversidad” y es así, upeichaite, siempre se nos complica... Nuestro Mariscal, el Salvador, energía vital de nuestra selección, baleado en México cuando más lo necesitabamos.
Llegamos a cuartos de final después de un partido de 120 minutos de presión y desesperación, sin poder concretar un solo gol, con cinco penales que nos dejaron sin respiro y cuando menos lo esperabamos, ganamos!!!! Y España tiene que reconocer que no le dejamos fácil la clasificación a semifinales.

El guaraní y la resistencia
La “garra guaraní” es eso que pudimos ver en todos los partidos, y en especial en este último, es nuestra capacidad de resistencia a pesar de la adversidad. El idioma guarani es ejemplo de la resistencia de nuestro pueblo.
¿Cómo se explica que el 80% de la población, entre mestizos y migrantes, utilice cotidianamente una lengua indígena para comunicarse? E
s por eso, que hoy me siento contenta, porque nuestra selección demostró lo que somos, expresó en cada jugada nuestra fuerza, nuestra capacidad, nuestra dignidad.
Y con este intento de análisis absolutamente subjetivo y con resaca, concluyo preguntando, ¿cómo hacemos los paraguayos y las paraguayas para contener las lágrimas cuando vemos a cada uno de nuestros jugadores, cantando el himno nacional y repitiendo junto a todo un país, la última frase del himno nacional “donde reina la unión y la igualdad, unión e igualdad, unión e igualdad”?

Dios quiera que...
Ojalá que ese espiritu de confianza y optimismo que se transmitió mientras jugamos el mundial, se contamine y contagie a otros ámbitos de la vida nacional, para avanzar hacia esa ansiada unión e igualdad, que nos permita vivir mejor y seguir siendo felices en las canchitas de todos los barrios y las compañías del país.

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