Momento en que el comerciante atropella a dos de los asaltantes.
Michel Leocadio Mendoza atendía en su Ferretería “Gloria” de Ciudad del Este, cuando fue herido de un culatazo y asaltado por cuatro delincuentes que tras hacerse con una computadora en la que tenía los datos vitales de su negocio y algún dinero, se dieron a la fuga.
Atontado pero animoso, Mendoza preocupado porque en su computadora tenía las cuentas de su ferretería, tomó su vehículo y persiguió a los malvivientes. A dos que iban en una moto los atropelló.
Uno de ellos murió ahí y según cuenta, el otro desenfundó un arma por lo que se anticipo a dispararle 3 veces y también lo mató.
Los otros dos fueron reducidos cuando intentaban cruzar el Rio Paraná, rumbo al Brasil.
Imputado por homicidio doloso, Mendoza tiene 6 meses para demostrar que actuó en defensa propia o ampararse en un artículo del Código Penal que habla de excesos por confusión o error.
A raíz del hecho, se instaló en la sociedad un debate acerca de si hizo lo correcto o no. Claramente no estoy de acuerdo con lo que hizo.
Es ingrato que en una sociedad tengamos que aplicar la ley del más rápido como si fuera el “Far West”. También es penoso que el segmento decente de la sociedad se vea desbordado por el acoso de malvivientes al punto de tener que armarse para defender su patrimonio.
Pero entonces nos percatamos de que todo lo anterior, es consecuencia de que también la Policía y la Justicia han sido desbordados por el aumento de la delincuencia.
Si la Policía y la Justicia funcionaran con eficiencia, clara y contundentemente sin que la ciudadanía divida su opinión, la acción de Mendoza todos la consideraríamos intolerable, inconcebible, inaceptable y criminal.
La discusión ciudadana surge porque al no sentirnos protegidos y resguardados por las instituciones del Estado, hay un amplio margen para vernos obligados a levantar las murallas por encima de lo normal, electrizar verjas, poner sistemas de circuito cerrado de TV en nuestras casas y negocios y en un extremo no recomendable, adquirir armas de defensa con todo el riesgo que ello implica porque no siempre tenemos la estabilidad emocional que garantice una tenencia responsable de armas de fuego.
Por eso, hay marchas ciudadanas de apoyo a Michel Leocadio Mendoza, en el entendimiento de que un contexto perverso lo impulsó a actuar de ese modo en vez de quedarse en su negocio a confiar en que la Policía y la Justicia, hicieran su tarea.
Estoy a favor de lo que hizo este comerciante más que nada porque lastimosamnte ante el abandono de las autoridades correspondiente en lo que respecta a seguridad, uno debe protegerse a sí mismo.Si bien es un hecho que no deberia ocurrir, ocurre, y ante la realidad de sociedad abandonada se debe actuar en defensa propia y en justicia.
ResponderEliminarNo me veo atropellando gente a esta altura de los acontecimientos en circunstancias parecidas y vuelvo a plantear que sería como instaurar la ley del más rápido.
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