Hace unos años cuando recorría en los alrededores del Hotel Tirol en la zona de Itapúa observé curiosos colores de los cantos rodados acumulados en la pendiente donde se levanta el hospedaje y me llamó particularmente la atención algo que definí desde un principio como un fósil ¿de qué?, mis conocimientos geológicos son insuficientes como para saberlo pero lo alcé y lo tengo en casa.
En estos días en que se informó que la Universidad Nacional de Asunción registró pisadas de dinosaurios y recogió elementos fósiles de más de 200 millones de años, busqué en casa mi hallazgo y me lo imaginé “ojo de dinosaurio”.
Lo coloqué sobre la mesa y me sentí observado. Lo levanto ahora aquí en el blog para que los sabios que también visitan este espacio, digan que este resto pétreo no es más que un añoso pedazo de planeta Tierra como cualquier otro o efectivamente es el ojo de un tecodontosauro, de los que andaban por aquellas comarcas alimentándose de las nutritivas hierbas itapuenses o bien, una porción de meteorito que zumbando atravesó la atmósfera luego de su milenario viaje desde los confines del firmamento, tras la explosión de una supernova.
Alguien me dijo que puede ser la porción del caparazón de una tortuga del Cretácico Tardío. Todo puede ser. Por ahora es una valiosa pieza de mi colección de rarezas sobre las que les iré comentando.
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