La ciber-ciudadanía paraguaya
¿Por qué el poder ciudadano adquiere una fuerza inusitada, fundamentalmente en las zonas urbanas del país? Porque se da un nuevo fenómeno: la fuerza productiva y creativa instalada en oficinas, produce económicamente al mismo tiempo que participa en redes sociales con un resultado de características novedosas y de consecuencias impredecibles.
La porción mejor educada y entrenada de la nación interactúa en un espacio virtual donde forma opinión pública y se organiza en simultáneo con su contribución al progreso económico de la empresa y el país.
Los mismos que ponen un empeño de vanguardia en el proceso económico, juzgan en todo momento y con el nivel cualitativo más elevado disponible en el mercado, la gestión deportiva, política, social y de cualquier índole ya sea nacional o internacional. Ningún tema escapa de su abordaje crítico.
Ingenieros, arquitectos, abogados, economistas,
comunicadores, médicos, veterinarios, empresarios, químicos y toda la gama de
profesionales que usted pueda imaginar, van poniendo-en torno a un hecho que
cae bajo la lupa- su enfoque de un modo caótico pero con aportes valiosos.
Se construye así un entramado extremadamente rico de
opiniones y visiones críticas cuyo peso específico se torna indiscutible.
La acción pública surge como una consecuencia incontenible
de la avalancha de argumentos sólidos que provienen de las más variadas
instancias del pensamiento paraguayo con una fortaleza que sobrepasa la
capacidad mediática. Hay una capacidad de generación de opinión pública fuera
de los medios que sin embargo contribuyen con informaciones y otras opiniones.
Aportan la materia prima.
Se manifiesta primero una revolución en el ciberespacio que
luego cobra forma en la calle. Un proceso que es absolutamente nuevo para
nosotros como consecuencia del avance de la economía informatizada, de la que
emerge un ciber-ciudadano informado, muy bien preparado.
Internet, por vía de las redes sociales como Facebook o
Twitter, aporta herramientas de articulación extremadamente ágiles y
eficaces.
Hay un circuito de opinión que se fortalece y retroalimenta
permanentemente. El creciente empleo de computadoras y celulares inteligentes
conecta a la gente y nos sitúa a todos en un escenario que antes no habíamos
conocido y que comienza a tener sus repercusiones sociales y políticas.
Pero aún se da otro componente enriquecedor de opinión
pública y tiene que ver con la desterritorialización del análisis. Lo que nos
pasa, ya pasó en España o en cualquier otro país y desde esas instancias se
aportan comentarios y experiencias.
Pueden imaginar entonces el descomunal potencial que las
tecnologías de la comunicación y la información han puesto al alcance del
ciudadano. Al activarse la energía de la manifestación pública, se da salida a
un poderío cuantioso.
Ciertamente somos aún bisoños en todo esto pero nadie puede
predecir los límites, las fronteras del fenómeno. Partimos además de un estado
de apatía ciudadana que ha despertado ¿el poder ciudadano se catapultará
definitivamente o volverá a adormecerse luego de este episodio?
No sabemos cómo se encaminará lo que ha empezado como un
after office revolucionario, en protesta por el mal uso que los parlamentarios
quieren dar al dinero de los contribuyentes. Apenas podemos decir que estamos
en los comienzos de una era que si la sabemos manejar, nos permitirá impulsar los
cambios que el país desde hace tiempo necesita.
Próximo enfoque: ¿Qué estamos poniendo
en marcha desde la ciberciudadanía. Hacia donde vamos?
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