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Era evidente que los negros nubarrones resaltaban el contenido emotivo que ese monumento tiene desde una perspectiva histórica pero, caí en la cuenta de que las palomas, las tórtolas, gorriones y otras aves habían hecho un aporte que trasciende el propósito del escultor.
En efecto, habían llevado hasta los pies de las figuras, semillas
de plantas que en este bendito país germinan hasta en condiciones adversas y
los yuyos que crecían eran el detalle adicional que ahondaba el mensaje
estatual.
Bajo otras condiciones, hubiera criticado la dejadez de la
comuna luqueña pero la involuntaria contribución de la naturaleza, realza la
expresividad de la obra que nos recuerdan el coraje, el sufrimiento de la mujer
paraguaya durante la guerra de aniquilación que nos hicieron Brasil, Argentina
y Uruguay.
muuuy interesante.
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