El ultimo tren representa un hecho dramático para cualquiera. Cuando un gurú de la economía dice que la región perdió el ultimo tren para el desarrollo es como que anuncia días negros y uno tiene que preparar las maletas para mandarse mudar porque se vienen tiempos sin esperanzas.
Hay que ir a buscar oportunidades en otras latitudes así como muchos paraguayos que emigraron a España, Estados Unidos de América o más lejos aún, a lugares recónditos del planeta, ahí donde uno menos espera que encontrará un paraguayo.
¿Qué hace un paraguayo en Siberia o en el Polo Norte o en los fiordos, en Tamandapio?, bueno, tomó su último tren.
En el amor, el último tren no se le parece a ni por asomo a Megan Fox o Di Caprio. Mejor ni hablemos de este tema pero para hacerla corta, todos estos pensamientos me vinieron a la mente cuando vi la foto que me llegó en estos días en un correo.
Creo que fue tomada en Pakistán y sentí mucha pena al verla. Me dejó pensando y creo que era el propósito de fotógrafo que subió a una altura para retratar ese lugar y ese momento.
Es la foto de una angustia profunda, la desesperanza de los que quedan y la esperanza de los que lograron subir sin saber si una curva pronunciada o una pequeña variación en el rumbo puede jugarles una pasada maligna con su inercia traicionera y dejarlos en el camino porque han perdido el último tren.
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