Dos acontecimientos que sitúan a las Fuerzas Armadas en el estrellato de la ridiculez irremediablemente colocan al gobierno al borde de una situación de burla.
El primer acto tiene que ver con el asalto a un destacamento militar, el robo de armas de guerra, municiones y la quema del destacamento en Tacuatí (San Pedro).
Ahí, en la guardia de Año Nuevo estaba sólo un oficial con su familia probablemente tomando sidra cuando un grupo de asaltantes a cara descubierta lo sorprendió y pasó lo que les contamos. En las cercanías, los malhechores dejaron la fotocopia de un comunicado en el que el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) se atribuía el asalto.
El segundo acto tiene que ver con la incautación de un gran lote de explosivos y armas que estaban siendo ofrecidos por 150 mil dólares por parte de tres sargentos del Ejército.
El hecho aconteció antes del amanecer en el ramal que une las ciudades de Piribebuy y Paraguarí.
Durante el operativo detuvieron al sargento ayudante Diego Marcial Aquino (32), destacado en la Primera División de la Caballería de Mariscal Estigarribia, Chaco, y el sargento primero Silvino Almada (31) destacado en la dirección de Material Bélico.
No se sabe aún si era parte de un operativo de tráfico internacional de armas por territorio paraguayo pero se sospecha que en realidad se trata de la sustracción de armamento y explosivos de las Fuerzas Armadas del Paraguay, dado que los citados traficantes fueron interceptados en las cercanías de un depósito de armamentos militares.
De inmediato se suspendieron las vacaciones de los militares a fin de hacer un inventario de armamentos y saber de donde provenían los artefactos decomisados.
No conocemos lo que está pasando pero desde el punto de vista comunicacional, lo que estos dos acontecimientos transmiten a la ciudadanía es que las “gloriosas FF.AA. de la Nación” son manejadas como el “Kiosco 5 Mentarios” dedicado a la venta de chicles, pastillas y caramelos de leche.
Tal vez ese sea el propósito. El de proyectar la imagen de un gobierno torpe, inútil por parte de sectores que se fueron del poder en agosto pasado pero que aún tienen contactos importantes con gente que sigue en las FF.AA., sin olvidar que a fines del 2008, el gobierno decidió pasar a retiro a un numero enorme de oficiales de alta graduación que se fueron masticando insultos.
Pero son dos papelones y tienen su costo político porque generan un jepukapa (hazmerreír) que alienta una comedia que desgasta, corroe, carcome, herrumbra la figura de las autoridades.
PRIMER AGREGADO:
Materiales incautados no son de las FF.AA.
Los fusiles M-1 sin culata y 267 panes de explosivo C-4, decomisados por la Policía, no pertenecen a las Fuerzas Armadas, dijo el comandante de las Fuerzas Militares, Cíbar Benítez. “No fueron importados por la Dirección de Material Bélico. No están registrados”, señaló.
Expuso que “los detenidos son interrogados para conocer con exactitud como pudieron caer las armas en el mercado negro”.
Se cree que las armas eran destinadas a bandas de narcotraficantes que operan en el Brasil y que Paraguay es un importante corredor para la provisión de armas clandestinas a pandillas que operan en favelas de Sao Paulo y Rio de Janeiro.
SEGUNDO AGREGADO:
Fuentes militares indicaron que han identificado a por lo menos 2 de los asaltantes e incineradores del destacamento de Tacuatí (San Pedro) pero no dieron mayores detalles de cómo, cuándo y donde se los va a intentar detener.
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