El Vicepresidente de la República Federico Franco, tuvo 12 días en sus manos el manejo del país, en un momento crucial de tensiones campesinas pero el protagonista político del poder volvió a ser el Ministro del Interior Rafael Filizola.
Si analizáramos el tema en un escenario futbolístico diríamos que Federico es el suplente de lujo que de improviso entra al campo de juego como debutante y todos esperan que muestre sus habilidades, pero, como que el marco de público lo frena. Se siente aquietado por complejos escénicos.
Sorprende porque había señalado que quería ser el número uno y que está preparado para serlo. El Vicepresidente debe ocupar espacios. Los espacios constitucionales sin dudas y tener el protagonismo que se espera de él cuando las circunstancias así lo requieren.
Federico tiene intenciones de suceder a Lugo en la Presidencia de la República.
Tal vez considere que no es momento de mostrar su capacidad de dribling político, de parar la pelota y mirar al compañero mejor ubicado para hacerle el pase-gol o derrumbar la trampa del offside con un pique endiablado para ponerse a tiro de gol burlando a la defensa rival.
Sin embargo, no debería desperdiciar ocasiones para mostrar sus talentos y asumir su rol con mayor contundencia. Por ahora queda esa sensación de cuando no puede quiere y cuando puede, duda.
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