Se declaró desierto el reconocimiento al “Empresario del Año” en Paraguay. El referente que con valores positivos merecía la distinción para ser tenido en cuenta como ejemplo para sus iguales y como un ser digno de recibir el aplauso de la sociedad, no existe y la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC) pasó por alto esa designación en el 2008.
Es preocupante el hecho. No se trata de una mera anécdota sino que la revelación de que en el esfuerzo de la construcción de una sociedad equitativa, próspera, democrática, falla una de las patas fundamentales: el hombre de negocios.
Y hoy vemos por lo que publican los medios, la absoluta falta de autocrítica en el sector empresarial del país que a cada reproche que se le formula responde con que se pretende implantar la lucha de clases.
Cuando se habla de que la baja carga impositiva que tiene merece una reconsideración, responde como víctima de ataques de quienes presuntamente pretenden castigar a los que trabajan.
Se aferran los empresarios paraguayos en un proceso de prosperidad egoísta y excluyente y uno de los signos es que en el 2008 no existe ni un solo hombre de negocios que merezca ser reconocido como “Empresario del Año”, justo en un ejercicio en el que se lograron records importantes de producción, de transformación de materias primas y de exportaciones.
La ADEC nos señala que el éxito económico no estuvo acompañado de los valores que hacen de un empresario, un factor de cambio importante para la sociedad.
Una lección trascendente que lamentablemente la entidad que premia, prefirió ocultar porque ingresamos a su página web y no existe una sola mención sobre la decisión de declarar desierto el premio aludido.
¿Una bien interpretada cobardía?
No sabemos si por presión corporativa pero cuando debió exponer el hecho con meridiana claridad, decidió simplemente ocultarlo.
Era un tema de portada de los medios pero por un mal interpretado pudor o una bien interpretada cobardía, el tema llegó a plantearse en el cuarto párrafo de la información como si apenas fuera una anécdota intrascendente. Y no.
Lo único que la ADEC y los medios lograron fue un fenómeno comunicacional que por primera vez detectamos en Paraguay y que viene a ser el -para ellos- penoso "Efecto Streissand".
No hay “Empresario del Año 2008” en Paraguay y como si todo fuera poco, también se declaró desierto el Premio a la Responsabilidad Social Empresarial.
Qué es la RSE: algo así como la contribución activa y voluntaria de una empresa, más allá de la búsqueda del lucro y el éxito, al mejoramiento social, económico y ambiental de la comunidad en la que se desenvuelve.
La ADEC no logró encontrar a la empresa sustentada en principios de equidad, preocupada por la suerte del resto de la sociedad y el ambiente.
Y que quede claro, la Asociación de Empresarios Cristianos no es una entidad de “neto corte bolivariano” o inspirada en Hugo Chávez el presidente de Venezuela o financiada por los petrodólares venezolanos. No.
No se trata de una organización encaminada a instaurar la lucha de clases en el Paraguay y que se empecina en desprestigiar a la clase socioeconómica más holgada del país. No.
Es una organización de empresarios cuya misión es “participar activamente en la transformación y desarrollo de nuestra sociedad y promover la formación integral del empresario y su responsabilidad social” y que está inspirada por valores cristianos.
El mensaje final es que los empresarios paraguayos deben mejorar su calidad humana.
Urgentemente señores!!
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