¿Como funciona el mundo hoy? Artavia se tomó su tiempo para ubicarnos en el contexto de una sociedad global de la información y el conocimiento, donde el petróleo se dispara por encima de 70 dólares el barril.
Se vive un tiempo de gran conectividad en que el capital y la tecnología vencen aceleradamente las distancias, se globalizan los mercados aunque existe unipolaridad en la que los Estados Unidos no está dando señales de equilibrio en su política exterior.
El terrorismo está en escena, el panorama político internacional es complicado. Se van formando bloques económicos y en América Latina se vive un contexto social de pobreza y de déficit de oportunidades.
La impaciencia de la sociedad propugna un giro a la izquierda que lleva a líderes sindicales o sociales a actuar de improviso en función de gobierno sin estar muchas veces preparados o sin contar con planes y recursos y las señales que se envían no son atractivas para la radicación de inversiones en la región justo cuando más se las necesita.
Se instaló la incertidumbre pero no sólo de fuentes políticas y económicas sino que también de origen ambiental (graves alteraciones por el cambio climático) y sanitario.
Enfermedades que un siglo atrás demorarían lustros en expandirse, hoy están al otro lado del mundo en el tiempo que tarda un vuelo. Pero del mismo modo, la tecnología corre a pasos tan acelerados que un chip que ahora se lanza al mercado en 18 meses queda sepultado por nuevos avances.
Muy ilustrado y estadísticamente cimentado era el mapeo de la situación que envuelve a la humanidad y ya casi al borde de la angustia de la enorme concurrencia convocada por la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC) como una tabla para náufragos, lanzó la pregunta ¿Cómo una empresa puede hacer para prosperar en este contexto?, y efectivamente ahí empezó su conferencia sobre el impacto de la Responsabilidad Social Empresarial en el crecimiento sustentable de las empresas.
La competitividad ética
Explicó que estamos ante una plataforma que alude un modelo estratégico de gestión que contempla los impactos económicos, sociales y ambientales derivados de la actividad empresarial. Implica por tanto el compromiso renovado de las empresas con la comunidad, su entorno y con sus diversos públicos de interés (empleados, accionistas, medio ambiente, proveedores, clientes y consumidores, el Estado, la sociedad en su conjunto).
La RSE no se trata solamente de un enfoque de gestión hacia el exterior de la empresa sino debe empezar en el interior con una preocupación económica, social y cultural por los empleados y sus familias y naturalmente, operar bajo este nuevo paradigma ético y socialmente responsable no se alcanza de la noche a la mañana: implica un trabajo gradual, progresivo y sostenido en el tiempo.
Hablar de RSE supone entonces una visión de largo plazo, un cambio cultural a partir del cual se puede contribuir al desarrollo sustentable con significativos beneficios y oportunidades de crecimiento para las empresas y la sociedad.
Salarios justos, el pago de impuestos, la transparencia administrativa, la calidad, el compromiso con el cuidado del ambiente, la infraestructura de la comunidad, la suerte de la sociedad, son aspectos claves que forman parte del interés de la empresa, expuso Artavia y advirtió que los consumidores internacionales comienzan a analizar el origen y los valores en torno a los que se produjeron los rubros que compran, al punto de que hoy las empresas certificadas con ISO 26.000 (RSE) tienen preferencias frente a otras en el mercado global.
Alianzas con las OSCs
Puntualizó el expositor que si bien hay empresas que han creado sus propias fundaciones, no quiere decir que aquellas que no lo hagan no puedan ejercer su responsabilidad social para mejorar las comunidades donde desenvuelven sus negocios.
La gran oportunidad está representada por las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs u ONGs), emprendedoras sociales que pueden canalizar la responsabilidad social empresarial e instó a los empresarios presentes a que creen alianzas con esas organizaciones según sus objetivos estratégicos en el sentido de si prefieren encarar acciones en el frente educativo, sanitario, infraestructural, ambiental o de micronegocios.
Las empresas que ejercen su responsabilidad social, logran un mejor posicionamiento en la consideración del público lo que les genera lealtad del mercado. Asimismo transfieren sus valores de competitividad y eficiencia administrativa a las OSCs con las que se articulan y de ellas reciben valores sociales, produciéndose una suerte de fertilización cruzada, bilateralmente enriquecedora en beneficio de la sociedad.
Dio el ejemplo de empresarios que han creado estructuras organizativas tan profundas y sólidas para ejercer su responsabilidad social y citó el caso del Fideicomiso VIVA (Vida y Valores) que administra fondos de las empresas nucleadas en el Grupo Nueva, para orientarlas hacia la gestión empresarial y hacia la Fundación AVINA (Acción para la Vida y la Naturaleza) que promueve el desarrollo sostenible en América Latina.
El grupo empresarial así concebido, incluso ha establecido pautas para la calificación y promoción de sus gerentes. Si ellos son exitosos en lo comercial y financiero, adquieren puntajes excelentes de los que sin embargo les son restados puntos en contra generados por sus eventuales ineficiencias en lo ambiental y social. Vale decir, el equipo gerencial está imbuido de los valores que han sido definidos para fomentar el desarrollo sustentable de las sociedades en las que operan.
Se trata pues de una cultura que involucra toda la empresa. Es la concepción del visionario empresario suizo Stephan Schmidheiny que ha hecho de la RSE la esencia de su vida de modo que es difícil establecer donde termina el empresario y empieza el emprendedor social. No hace filantropía meramente en sus ratos libres.
Roberto Artavia dijo que una empresa socialmente responsable es un excelente negocio y presentó el cuadro estadístico de cómo está yendo comercial y financieramente al emprendimiento empresarial sustentado sobre el trípode Nueva-VIVA-AVINA.
Los héroes modernos
En esta instancia, el expositor habló de los nuevos héroes y llamó la atención de que cuando observa el reconocimiento a los héroes en Paraguay, se encuentra con estatuas y bustos de políticos y militares y no de empresarios que están generando empleos, están pagando sus impuestos, están ejerciendo su responsabilidad social, están contribuyendo a construir mejores sociedades. Esta salida encantó a los presentes que conmovidos, le regalaron un sonoro aplauso que en el fondo, también se estaban autoadjudicando.
Surgieron preguntas entre los asistentes respecto de cómo dar el primer paso en un contexto de corrupción pero, la conferencia concluyó con un pensamiento entre los asistentes en el sentido de que en Paraguay crece aunque lentamente el club de quienes entienden que no pueden quedar excluidos de esta tendencia global, y que será complicado que sus empresas crezcan y perduren en el largo plazo siendo burbujas en un entorno empobrecido.
También la RSE comienza a ser percibida como una oportunidad de negocios para las empresas, por tratarse de un elemento que les otorga mayor competitividad, les facilita el acceso a nuevos mercados, mejora su imagen y reputación corporativa frente a consumidores cada vez más exigentes y selectivos.
Finalmente, cabe decir que la exposición de Artavia, gatilló ideas positivas entre los asistentes cuyo número superó cualquier expectativa previa.
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