Los empresarios, sin tener cargos públicos pueden hacer política combinando sus intereses con las necesidades de todos para hacer posible el gran objetivo ético de toda sociedad: alcanzar la vida digna para todos, vale decir vigencia de los Derechos Humanos. No deben pensar sólo en que les vaya bien a ellos sino que a todos y apuntar a una sociedad más justa.
La democratización del crédito, la penetración del mercado con productos y servicios a precios justos y con calidad, fomentan el desarrollo económico sostenible dice el filósofo.
Recordó que hoy, 8 de cada 10 paraguayos no tienen créditos y así no se construye equidad social.
Así empezó su charla Bernardo Toro "El rol del empresariado en la construcción de lo Público”. A continuación, los tramos más sobresalientes de su exposición.
El pensador colombiano invitado por AVINA Asunción, inició el encuentro en el Hotel Sheraton el pasado 8 de junio, con una pregunta a los 50 asistentes convocados por la Asociación de Empresarios Cristianos y la ONG Desarrollo en Democracia, acerca de qué inquietudes traían a la reunión, las cuales resumimos a continuación:
• Cómo hace el empresario para sobrevivir en la función pública.
• Cómo logra mayor protagonismo frente al sector público.
• Cómo gerenciar la RSE cuando la demanda supera la capacidad de respuesta.
• Cómo hacer que el involucramiento empresarial en políticas públicas se lo interprete en aras del bien común y no como una búsqueda de intereses sectoriales o particulares.
• Cómo participar en políticas públicas y ser transparentes.
• ¿Hay que dejar la empresa para entrar en política?
El conferencista animó a los hombres de negocios a no temer a la política. Dijo que el político es un técnico que actúa sobre acciones para producir acciones colectivas. Por eso el político "no hace nada". En realidad no hace cosas porque si hiciera cosas, dejaría de ser político.
En un contexto de ciudadanía decepcionada por el desempeño de los políticos, Toro expuso que "lo peor que le puede pasar a un país es no tener políticos, por más malos que sean".
Provocó miradas laterales de duda entre los presentes, “en Latinoamérica se cometió el error de creer que podemos vivir sin los políticos y esa creencia nos ha alejado de la política”.
Convergencia de intereses
El problema de las sociedades es que todos tenemos intereses distintos que van en muchas direcciones; hay 6 millones de intereses en Paraguay. "Una sociedad así no puede funcionar". Lo que el político busca hacer entonces es ordenar esos intereses en alguna dirección.
Valiéndose de la palabra, comienza a transformar los múltiples intereses sectoriales en un interés colectivo.
El marco democrático
Una sociedad solamente puede avanzar si logra hacer convergencia de intereses. Esto es así porque los seres humanos tenemos la gran tendencia a hacer sólo lo que nos interesa.
Sin embargo, acontece que los intereses no siempre coinciden con las necesidades. Un buen político debe tener la capacidad para hacer converger ambos factores.
Un político es un demagogo cuando se dedica solamente a satisfacer los intereses de las personas
El otro extremo es el de fijarse solamente en las necesidades, con lo cual se cae en la tecnocracia. Lo importante por ello es trabajar los intereses de la sociedad en un marco democrático.
Trazar una política pública correcta es lograr una adecuada combinación de intereses y necesidades.
El trípode de la sociedad
Posteriormente, Bernardo explicó el funcionamiento de la sociedad y los roles de los tres sectores que la integran: El Estado, que administra por las instituciones públicas; el Empresariado, que reúne a las entidades con ánimo de lucro y la Sociedad Civil, que la integran las entidades sin fines de lucro.
Los funcionarios estatales sólo pueden hacer lo que está legislado, lo que la norma dice y todo lo que la norma dice. Puede ser acusado de abuso de poder si hace más de lo que la norma dice o de negligencia si hace menos.
Mientras tanto, las empresas y la sociedad civil pueden hacer todo lo que no está prohibido. Un empresario tiene la libertad de orientar un negocio hacia metas, por vías no prohibidas. El político no.
Por eso un gran empresario no necesariamente es un gran político cuando ocupa un cargo público.
Ética y Gobernabilidad
Bernardo Toro habló de los modelos probables de alianzas entre los tres sectores de la sociedad y dijo que cuando el Estado se alía a los empresarios, a la economía le va muy bien y al pueblo le va muy mal.
Es el modelo corporativo o corporativismo de Estado y ha sido típico en América Latina.
Otro caso es cuando la empresa y la sociedad se confabulan. "No pago mis impuestos porque el Estado es corrupto". Esto es muy peligroso porque se deslegitima al Estado.
Si no hay un Estado sólido no hay seguridad jurídica, y sin seguridad jurídica no hay inversiones.
A veces el Estado se alía con el pueblo contra las empresas. Es un modelo populista. Un político no puede desconocer la necesidad de crear riquezas. A la larga sobrevienen el hambre y el desempleo.
Finalmente, si cada sector trabaja por sus intereses se produce el caos. Cuando el Estado responde a los objetivos de quienes lo administran, las empresas se manejan según sus propios propósitos y la sociedad civil intenta dar sus propios pasos, se llega a la desintegración de la sociedad.
Gobernabilidad
El modelo que toda sociedad debe buscar es el de la gobernabilidad. Esto se logra cuando los tres sectores actúan en consonancia, cuando hay convergencia de intereses.
Los tres sectores coinciden en importantes segmentos de articulación y cada uno cede en favor de los intereses generales de la nación.
No se cede todo porque el Estado no puede ceder el monopolio de las armas a nadie. Tampoco puede ceder la administración de justicia, la diplomacia y el cuidado de la frontera.
El empresariado no puede ceder sus secretos tecnológicos. Son soberanos en sus modelos de trabajo, en sus tipos de inversión. Las organizaciones de la sociedad civil no pueden ceder su rol contralor del Estado y las empresas.
Sólo los tres sectores articulados pueden lograr dos de los bienes más importantes de una sociedad: Ética y Gobernabilidad.
La ética es el arte de construir aquello que conviene a la vida de digna de todos. Permite que el Estado, la empresa y la sociedad civil, actúen para crear dignidad.
Cualquiera que haga trampas echa a perderlo todo.
La gobernabilidad es la capacidad de una sociedad de darse órdenes a sí misma para respetar reglas que garanticen la vida digna de todos.
La gobernabilidad no es un problema de los gobernantes sino de la sociedad. La gobernabilidad es una decisión que cada uno toma libremente para contribuir al orden.
Sólo en un marco de libertad es posible el orden que cada uno construye con los demás para ser digno ¿De qué sirve el orden si no produce dignidad? El orden por el orden no sirve, la dictadura pone orden pero resta libertad.
La busqueda de la dignidad
La vida digna es hacer posible la vigencia de los derechos humanos. América Latina tiene 22 millones de Km2. (un territorio equivalente a tres Chinas) y 460 millones de habitantes (equivalentes a un cuarto de la población china), y en ese espacio tan grande como tres Chinas, hay personas que no tienen dónde amarrar su vaca.
El 7% de la población es dueña del 70% del territorio en Colombia (en Paraguay el 90% de las tierras rurales está en poder del 4% de los propietarios).
Así no se puede construir dignidad. Cambiar esa lógica sin dejar de ser empresarios, depende de nosotros.
8 de cada 10 personas en Paraguay no tienen acceso al crédito. Así no se puede crear dignidad.
La pregunta es cómo penetramos los mercados con créditos baratos y pequeños. Es arriesgado pero un excelente camino.
El mayor factor de equidad social es la penetración de los mercados con precios accesibles y calidad, facilitando el crédito. Un producto de mala calidad no genera equidad.
Corea se desarrolló en base a un modelo de aumento general de los salarios, porque confiaron en la Ley de Caletti, que plantea que "el capitalista se gana todo lo que gasta, mientras que el obrero se gasta todo lo que gana".
Si aumentamos el salario, sube el consumo, se generan más y mejores servicios, aumenta la calidad general de vida y por lo tanto se dignifica a la persona.
Bernardo también proyectó su razonamiento a un plano transfronterizo. No se trata sólo de crear dignidad a nivel nacional sino que generar integración de vidas dignas. Si al Brasil le va mal, a Uruguay le va mal, y Paraguay no podrá salir adelante.
Ninguno lo puede hacer sin los otros. “Y al que le vaya bien, mala suerte, para ahora emigramos todos para allá. Y si no, vean a Chile, España o a Estados Unidos”. Así, el valor ganado se pierde. O nos va bien a todos o no va bien a nadie.
Finalmente subrayó que los empresarios pueden ingresar a la política partidaria, pero eso implica entregar el manejo de sus bienes para dedicarse a la política porque hacer las dos cosas al mismo tiempo "es como ser cura y casado".
Concluyó expresand que "el rol del empresario y al que no puede renunciar, es crear riqueza accesible a la sociedad para construir una vida digna para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario