¿Hay poca luz? Pongamos nuestra luz: Campaña de consumo responsable de electricidad

Somos solidarios para enarbolar banderitas blancas cuando secuestran a Fidel Zavala o para enviar ondas positivas a Salvador Cabañas. Con mucha facilidad nos unimos para manifestaciones de ese tipo pero somos incapaces de manifestar solidaridad a la hora de organizarnos para consumir menos electricidad y evitar el colapso del sistema ¿Falta de liderazgo? Animémonos a dar el siguiente paso.

Los constantes apagones están quemando nuestros discos duros, motores de heladeras y un sin fin de electrodomésticos.
El daño puede ser aún más cuantioso pero justamente es el momento de obrar en el sentido de lo que manda la sensatez y la sabiduría.
De nada sirve quejarse
Es en balde despotricar contra las autoridades de la Administración Nacional de Electricidad. Tomaron una institución con tremendos rezagos de inversiones y su infraestructura es insuficiente para la sobredemanda que nos plantea el calor.
Haríamos un ejercicio de estupidez si nos quedáramos quejándonos contra los administradores del ente. Eso no funciona, no conduce no resuelve porque ANDE da 100 y nosotros demandamos 120.
Como no es posible que la ANDE nos de todo lo que necesitamos, no queda otra que organizarnos para amoldar nuestra demanda a lo que la empresa de electricidad nos puede dar y arreglamos el problema por ese lado.

Falta liderazgo
Es de interés ciudadano, de la ANDE y del gobierno que nos organicemos como sociedad para encontrar un modo razonable de atenuar la dificultad mediante un consumo responsable y sobre todo solidario.
Que se conforme un comité integrado por técnicos y autoridades de la empresa estatal, representantes del Ministerio del Interior y de la sociedad civil para elaborar un plan de reducción del consumo que basado en compromisos compartidos entre todos, nos haga entender que somos capaces de resolver diferencias de un modo organizado.
No se trata de elaborar una Ley sino de organizarnos para canalizar el potencial de solidaridad que tenemos y al que no le sacamos el jugo porque no nos animamos a dar el paso.
Queda hecho el desafío.