A primera vista podríamos pensar que el Comercio Justo funciona de este modo: "Señor consumidor rico europeo, en ejercicio de su responsabilidad, debe comprarme a mi que soy proveedor pobre". Bueno, el sentido de la solidaridad empieza de ese modo en el consumidor que se fija en un segmento de proveedores que tienen pocas oportunidades, pero, si no hay calidad, no será sostenible el comercio.
Cegarra reconoce que "en ambos lados se está poniendo mucho empeño para reducir las injusticias y el gran desafío es posicionar los productos de los pequeños proveedores en las mismas condiciones que los otros y que la etiqueta social sea sólo un valor agregado".
Cegarra reconoce que "en ambos lados se está poniendo mucho empeño para reducir las injusticias y el gran desafío es posicionar los productos de los pequeños proveedores en las mismas condiciones que los otros y que la etiqueta social sea sólo un valor agregado".
Cree que eso es posible "pero hay que trabajar mucho en orígen. Hay que aumentar la producción, generar confianza, empatía para unir esfuerzos en consorcios que permitan aumentar volúmen, productividad y eso permita mejorar el diseño el embalaje y competir mejor".
"Las políticas mundiales estan cambiando cada vez más desde que Pascal Lamy está presidiendo la Organización Mundial del Comercio (OMC)", subraya pero reconoce que en estos momentos hay una dicotomía en que por un lado los paises del Norte subsidian mucho sus productos agrarios y con ello dificultan el ingreso de mercaderías de las economías del Sur pero por otro lado hay mucha respuesta social para potenciar la economía solidaria.
La sensibilidad social existe
"En Europa hay mucho dinero para el tema de sensibilización del consumo responsable es decir que las ONGs europeas están intentando convencer a la sociedad civil que los productos de la economía social son los productos del futuro y que hay que seguir colaborando, respetando siempre la dignidad del ser humano y el trabajo de la economía del Sur". Ese es el comportamiento que está en el otro extremo de la economía solidaria o comercio justo, el de los consumidores conscientes.
Tanto en el Norte como en el Sur la tendencia es que cuando uno ingresa a un supermercado, las más de las veces razona con el bolsillo pero crece el número de consumidores que piensan en los proveedores y en el destino final de su dinero. "Los movimientos sociales de Comercio Justo en Europa tienen su influencia, lo que pasa es que la visualización de esos movimientos es muy poca y hay que ver cómo llegan a los estamentos públicos también" añade.
Cegarra es director de la Fundación de Logistica Justa de Barcelona. Para esa organización, el desequilibrio de los procesos logísticos en los países en vías de desarrollo y la globalización es una de las causas de que los pequeños productores tengan dificultades para posicionar sus productos en los mercados occidentales.
La Fundación Logística Justa nace en defensa de un comercio más justo, iniciando una labor de ayuda en la mejora del diseño y packaging de los productos para apoyar y optimizar la logística del transporte y abrir los canales de distribución a la red de grandes superficies y distribuidores, con el fin de que los productores, artesanos y cooperativas de los países del Sur a través de la exportación, puedan mejorar su calidad de vida mediante ingresos justos.
"Las políticas mundiales estan cambiando cada vez más desde que Pascal Lamy está presidiendo la Organización Mundial del Comercio (OMC)", subraya pero reconoce que en estos momentos hay una dicotomía en que por un lado los paises del Norte subsidian mucho sus productos agrarios y con ello dificultan el ingreso de mercaderías de las economías del Sur pero por otro lado hay mucha respuesta social para potenciar la economía solidaria.
La sensibilidad social existe
"En Europa hay mucho dinero para el tema de sensibilización del consumo responsable es decir que las ONGs europeas están intentando convencer a la sociedad civil que los productos de la economía social son los productos del futuro y que hay que seguir colaborando, respetando siempre la dignidad del ser humano y el trabajo de la economía del Sur". Ese es el comportamiento que está en el otro extremo de la economía solidaria o comercio justo, el de los consumidores conscientes.
Tanto en el Norte como en el Sur la tendencia es que cuando uno ingresa a un supermercado, las más de las veces razona con el bolsillo pero crece el número de consumidores que piensan en los proveedores y en el destino final de su dinero. "Los movimientos sociales de Comercio Justo en Europa tienen su influencia, lo que pasa es que la visualización de esos movimientos es muy poca y hay que ver cómo llegan a los estamentos públicos también" añade.
Cegarra es director de la Fundación de Logistica Justa de Barcelona. Para esa organización, el desequilibrio de los procesos logísticos en los países en vías de desarrollo y la globalización es una de las causas de que los pequeños productores tengan dificultades para posicionar sus productos en los mercados occidentales.
La Fundación Logística Justa nace en defensa de un comercio más justo, iniciando una labor de ayuda en la mejora del diseño y packaging de los productos para apoyar y optimizar la logística del transporte y abrir los canales de distribución a la red de grandes superficies y distribuidores, con el fin de que los productores, artesanos y cooperativas de los países del Sur a través de la exportación, puedan mejorar su calidad de vida mediante ingresos justos.
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